El varón: miente, cínico. Perdido en la materia y el sentimiento de la propia dignidad. Corrupto.
El hombre: sincero, honesto. Salvo en espíritu, conocimiento y experiencia. Ama, trabaja para el bien común.
En este bicentenario del Padre de la Patria Juan Pablo Duarte se realizan manifestaciones acerca de la vida amorosa del hijo con la Patria. Brazos abiertos proclaman las virtudes Duartianas y no practican su doctrina. El ciudadano se pregunta. ¿Por qué violan la Constitución y leyes. Archivan los informes de la Cámara de Cuentas y se hacen millonarios cuando están en cargos administrativos? No son Duartianos.
Un joven que presenciaba a un político hablando, simulando estar emocionado acerca de la vida de Duarte: a ese lo conocí más pobre que yo, que no tengo nada, ya es millonario. Duarte lo que tenía lo dio para la causa libertadora. En Caracas, Venezuela fabricaba velas y las vendía, se tuberculizó, olvidado murió en la miseria. Mentiroso no me engaña aquí todos nos conocemos.
En la política, salvo pocas excepciones no hay unidad entre pensar, hablar y actuar. En el PRD no aplican la doctrina del doctor José Francisco Peña Gómez: primero la gente. En el PLD por igual olvidaron a su mentor profesor Juan Bosch: ir al poder para servir. Para los políticos la Constitución es semántica. No es más que una suma de palabras.
Esta degradación de los políticos nos recuerda la máxima de Gandhi: “Cuando el ojo de una persona dice una cosa, su lengua otra y su corazón otra distinta, estamos ante un tipo que no sirve para nada”.
Es una desvergonzada acción de utilidad, no de sinceridad honesta. Desestiman el honor y la dignidad que les corresponde, se descaran en la corrupción. Han perdido el respeto y aprecio del ciudadano afectado en su calidad de vida.
Urge dar vida a las fuerzas del Decálogo Duartiano. Convencidos, impulsados por el amor de moral de Patria en la valentía del que acciona por el bien común, ver la vida con la verdad: servir, luchar, amar, firme en la enseñanza estoica Peirasmos: caída en la confusión. Evitar un cambio de rumbo hacia el arrecife del mal. Caminar hacia la renovación moral, de virtud que nos guía hacia Juan Pablo Duarte. Para que su ejemplo pulcro de amor de Patria ilumine la inteligencia de servir.
La virtud es una fuerza que el humano necesita para salir airoso en la vida. Desarrollar el vigor que Dios nos ha dado. Vivir de verdad. Alcanzar el ideal de nuestra existencia encontrándonos con nosotros mismos. Tener una personalidad fuerte, capaz de oponerse en cualquier momento a la avaricia. Vencerla, no dejarse esclavizar por ella.
Hoy, las acciones del Gobierno son muy distintas, vemos los cambios esperados. Eso si es Boschismo en la práctica, yendo a resolver los males de “los hijos de machepa”. Las grandes acciones no se están ejecutando por la fuerza, sino con la humilde moral de visión bienhechora. Siendo sincero debemos sentir alegría, expresarla, ante lo que significa lo que es bueno, sabemos que dura el tiempo necesario para ser inolvidable. Se debe valorar la persona que ve lo que era invisible para los otros. Algo me detiene el bolígrafo. ¡Oh nos vuelve a llamar Gandhi!: “De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia adelante sin mirar hacia atrás. Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida. El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor”.
El autor es vicealmirante retirado de la Marina De Guerra.
Meditabundo: distintos políticos
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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