Nada puede compararse a la fuerza que imprimen las masas populares y sus mejores representantes cuando se unen en una empresa o en la defensa de lo que tenga que ver con el suelo patrio. Para nada resulta saludable a la empresa canadiense Barrick Gold, que opera la mina Pueblo Viejo, enfrentarse a un Presidente que habló con las voces de todas y todos los dominicanos que sostienen su dignidad.
El presidente Danilo Medina advirtió el pasado 27 de febrero someter un impuesto a las ganancias inesperadas, y ante esto, fue desacertada la postura esgrimida por la empresa, acerca de “estar dispuestos al diálogo, pero no para cambiar las reglas del juego, sino para buscar alternativas que contribuyan a paliar el déficit del Estado».
El propio Leonel Fernández, bajo cuyos gobiernos estos contratos prosiguieron a su antojo, dijo que su organización política se sentía orgullosa por la rendición de cuenta hecha por el Presidente de la República, Danilo Medina en su “memorable discurso” ante la Asamblea Nacional, y sobre todo por la forma digna en que ha sabido defender el interés nacional en el caso del contrato de la Barrick Gold”.
Los días que han seguido al discurso de Medina han sido de reafirmación y apoyo a sus palabras. Las organizaciones promotoras del plebiscito sobre el contrato con la Barrick han sugerido otorgar un plazo de 15 días para renegociar y llamaron a seguir recogiendo firmas en distintos puntos del país, a fin de conocer la opinión de decenas de miles de dominicanos y dominicanas sobre el leonino contrato firmado por el Gobierno anterior con la minera canadiense-estadounidense.
Lo ideal sería el diálogo abierto y que los foráneos comprendan que los de aquí no irían a su nación a imponer criterios. El mundo actual se desarrolla con otras alternativas, sobre todo basadas en el respeto, que valen más que todo el oro del mundo.
¿Probar fuerzas?
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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