Sanaa.- El presidente provisional yemenita, Abd Rabu Mansur Hadi, encabezará las sesiones que comenzarán hoy aquí de un diálogo nacional, al que a última hora varias figuras políticas retiraron su apoyo.
Un despliegue de 60 mil soldados, policías y agentes secretos estará encargado de la seguridad de los participantes, cuyo número disminuyó de manera notable tras el anuncio de varios partidos y personalidades que en las últimas horas han declinado presentarse.
Los primeros en expresar su rechazo a las conversaciones fueron el Partido de la Reforma de la Hermandad Musulmana y el Socialista Yemenita, al igual que la Organización Popular Naserista Unionista, integrantes de la Agrupación Conjunta de Partidos que tenía asignados 118 asientos en la reunión.
Asimismo anunciaron su ausencia el diputado Ahmed Seif Hashed y el empresario y líder tribal Hamid al Ahmer, que adujo desacuerdo con la asignación de 35 puestos al grupo chiíta norteño Houthi y lo que calificó de incompatibilidades del diálogo con el acuerdo negociado por los miembros del Consejo de Cooperación de los Estados Arabes del Golfo (CCEAG).
Otras razones de disenso son la exclusión de las conversaciones de líderes religiosos y el alto número de participantes que son miembros de la misma familia.
La agencia noticiosa oficial SABA difundió la relación de personalidades que dirigirán las pláticas, encabezada por el presidente Mansur Hadi, secundado por seis vicepresidentes, un relator y un vicerelator.
Una causa de inquietud es la posibilidad del estallido de choques de violencia en zonas del sur del país, en especial en la ciudad de Aden, donde el fin de semana pasado se registraron protestas contra las conversaciones en las cuales murieron tres personas, según reportes oficiales.
Tampoco se descarta que la organización armada Al Qaeda en la Península Arábiga, combatida a sangre y fuego por el Gobierno central, realice algún tipo de acción militar.
El diálogo está concebido para facilitar la organización de elecciones y la redacción de una Constitución, más de un año después de la renuncia del expresidente Alí Abdulla Saleh tras una ola de protestas y un atentado contra sus oficinas en esta capital en el cual resultó herido de gravedad.