En memoria de Hugo Chávez
En aquel tiempo dijo el poeta: “Bolívar lanzó una estrella que junto a Martí brilló, Fidel la dignificó para andar por estas tierras”.
Esa verdad histórica hace química con la herencia del Che Guevara: ¡Hasta la victoria siempre! Una consigna de gloriosos, pase lo que pase.
Es el legado perenne de la Raza Inmortal, del 1J4 con Manolo y Minerva, de Caamaño, Rafael, Juan Miguel y todos los abrileños, brillando las estrellas de los Palmeros.
En la despedida de Hugo Chávez escuchamos a herederos del Che, Rafael Correa, Evo Morales y otros, proclamar ¡Hasta la victoria siempre!
En esa estirpe no figuran los inocuos con vocación inicua.
Tampoco aquellos “ni ni”, ni carne ni pescado, que finalmente resultan más de lo mismo. Como no solo de extremos se nutre el universo de los gobernantes, también los hay de nivel intermedio.
Por desgracia, en nuestro país la especie que más abunda es la de los trepadores, y de otros peores. No son iguales, pero lo mismo para los fines.
Sorprende la extendida creencia de que aquí no está arriba la OTAN morada. Todos sus ministros dominan el poder actual en este país.
Como aún se respetan las creencias, mientras respetamos las ajenas, demandamos respeto por nuestras creencias.
En tal espectro, mucha gente cree que con Leonel y Danilo, ¡hasta la derrota siempre! Esta afirmación no es exagerada, ni irrespetuosa. Se traduce en la íntima convicción de que Leonel Fernández nunca jamás; y en que Danilo Medina no entraña ninguna señal esperanzadora de transformaciones sociales.
Danilo fue segundo al mando en dos gobiernos de Leonel, corresponsable de conspicuas iniciativas.
Pasaron los meses en que algunos ingenuos confiaban en que el presidente Danilo Medina decretara cambios en su gabinete, retirando varios ministros de la OTAN que suman descrédito a la imagen gubernamental. Ni esa limpieza aplicó, cuando en algunos sectores se aireaba la esperanza de una política de “impunidad cero”.
Entonces, ni los creyentes en este gobierno podrán ubicarlo entre los que merecen un “¡Hasta la victoria siempre!”.
Para muchos, por el contrario, la consigna del Che es para quienes enarbolen la bandera de Hugo Chávez, convencidos en que en Latinoamérica existen, y existirán, millones “nacidos para vencer y no para ser vencidos”.
