El desolado panorama que viven los moradores de la comunidad Villa Jaragua de Neyba, ubicada en la lejana región sur, perteneciente a la provincia Bahoruco, producto de la crecida del lago Enriquillo y de las escasas oportunidades para sobrevivir mantiene preocupados tanto a jóvenes como adultos.
Las pocas fuentes de empleos que tenía esa demarcación fueron aniquiladas con la invasión del lago, debido a que cientos de ganaderos y agricultores perdieron su único sustento.
En ese sentido, el alcalde de Villa Jaragua, Alfredo Carrasco declara que más de 270 familias han quedado desamparadas, unos 34 mil predios agrícolas desaparecieron y con ellos, la ganadería y otras labores rurales.
“Hacemos un llamado a las autoridades competentes para que vengan en auxilio de esos productores, a fin de buscarle una solución y, a su vez, desarrollar nuevas estrategias que permitan remediar la adversa condición económica de este municipio”, manifiesta Carrasco.
Asimismo, destaca que el bajo presupuesto asignado al Ayuntamiento de Villa Jaragua resulta deprimente, ya que un millón 600 mil pesos mensuales no son suficientes para cumplir con las demandas de 11 mil 437 habitantes.
Sostiene que la población reclama arreglo de contenes, seguridad ciudadana, policía municipal, alumbrado público y algunos estudiantes solicitan ayuda para seguir sus estudios, por lo que el presupuesto adecuado debería ser de 5 millones de pesos.
En cuanto al desempleo, el alcalde indica que las únicas personas que tienen trabajo son los profesores, funcionarios y los jóvenes que se han enrolado en las filas de la policía y otras dependencias militares, ya que no cuenta con zonas francas, ni empresas grandes que requieran personal.
En ese contexto, el párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Altagracia, Anderson Fabián, considera que deberían prepararse terrenos para las hortalizas, a fin de producir productos menores y que no requieran de mucho tiempo para cosecharse.
El sacerdote lamenta que la gran mayoría de los jóvenes tenga que abandonar sus estudios porque no vislumbra oportunidades de crecimiento; mientras que los más osados deciden emigrar a la capital para probar suerte.
Agua y apagones
Al igual que el resto del país, Villa Jaragua no escapa a las interminables tandas de apagones, lo que provoca que algunos negocios paralicen sus actividades por 7 y 8 horas, registrando luego pérdidas cuantiosas.
Mientras que la escasez de agua se extiende hasta por 6 y 7 días, lo que crea inconvenientes, debido a que las amas de casa no pueden realizar sus labores cotidianas y la limpieza en los centros educativos se ve impedida.
“No podemos comprar agua purificada y tampoco usar de pozo para cocinar, porque está muy contaminada y la comunidad donde buscar el líquido queda muy distante”, expresó Florencia Feliz, jefa de hogar.
Otra necesidad que tienen los lugareños es la construcción de una nueva estructura física para el cuartel de la Policía Municipal, el cual funciona en un local techado y cubierto de zinc, lo que opaca la buena labor de esa entidad.
Los villeros también se quejan de la actitud del gobierno y de las autoridades de la región, quienes mantienen en el olvido a un 83% de ese sector, el cual vive en extrema pobreza.
“Villa Jaragua demanda un plan municipal de desarrollo que permita a los habitantes mejorar sus condiciones de vida y romper la dinámica de marginalidad, con énfasis en la población más desprotegida como la niñez, las mujeres, la juventud y los envejecientes”, reclama el bloguero Nélsido Herasme.
Breve reseña
La fundación de Jaragua se remonta al final del Siglo XIX, en el 1883, cuando llegaron desde Azua las familias Méndez, Trinidad, Rivas y Díaz. Los primeros se establecieron al lado oeste y los segundos en el este.
El territorio político de Villa Jaragua está compuesto por las secciones El Barro, Las Cañitas, Pie de Loma y Mata de Naranja, las cuales a su vez, abarcan numerosos parajes. Según el Censo de Población del 2002, tiene 11,437 habitantes, de los cuales 9,353 viven en la parte urbana y, 2,084 en la rural.
La agricultura y la ganadería en pequeña escala representan las actividades económicas principales, teniendo en la avicultura una importante fuente de ingresos. Funcionan unas 15 escuelas básicas y un liceo secundario, los cuales imparten docencia en las tandas matutina y vespertina.
Las fiestas patronales son celebradas el 1 de mayo, en honor a San José Obrero y del 15 hasta el 30 de noviembre de cada año, festejan el Mes de la Cultura.
Los visitantes de Villa Jaragua pueden disfrutar de un refrescante chapuzón en el balneario Cachón de Mamey y degustar una copa de vino, elaborado con las uvas que se producen en la zona y saborear unas ricas tilapias.
Villa Jaragua: entre crecidas y olvidos
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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