Meditabundo: Si pierde lo justo. Luchar, recuperarlo

Las circunstancias cuestionan. ¿Para qué estoy en esta tierra? Lo esencial es que no vivo solo para mí, tengo una misión. Hacer lo bueno para que los otros estén bien. Tarea para que el mundo sea una comunidad de unión, buena correspondencia entre hermanos. No permitir que nos impongan a la fuerza nada para resolver males creado por intereses mezquinos.
 
La llamada reforma fiscal me ha enseñado que la política como no está fundamentada en la moral, perdió su poder sobre la economía, su manera de actuar se somete a ella. Realidad que no se puede negar y en cada orto estoy más firme de que no se puede seguir así. Se está negando lo primordial, la gente y degradarla a trabajar para pagar impuestos inmerecidos.
 
¡Oh Dios! Carlos Mark sentenció: “La economía es la ciencia de las miserias humanas”. Miseria espiritual de los que codician el dinero hasta ser esclavo de esos teneres. Riqueza de lo mal habido que causan males a los que no son adictos a lo ajeno. El capitalismo salvaje de Juan XXIII.
 
El fracaso del proyecto de vida no lo merece el pueblo, es el otro, el que miente desde que asume el cargo, no cumple, menos hacer cumplir la Constitución y leyes. Hay que buscar nuevos caminos, la juventud vive sus proyectos de vida derrumbados, estos jóvenes se preguntan ¿cuál es el sentido de nuestras vidas? Vimos en la televisión una joven frente al Palacio Nacional en protesta: “mí licenciatura no es para pagar impuestos, no, no fue para eso que estudié, me siento abusada”. Triste espectáculo, un sueño truncado, rostro bañado de tristeza, mostraba que en su espíritu no hay salud, se opone por injusto, no tolera el mal general creado por los impuestos abusivos e inequidad. Su propio de vida fracasa. Ella no puede reconciliarse. Sé que no se detendrá, seguirá adelante por el camino que se ha trazado.
 
Todo indica que hay que buscar nuevas singladuras, la quiebra de la vida no es creada por el pueblo. Es resultado de la mala administración pública.
 
Los que no salían de los conventos antiguos decían: “Todo exceso es de los demonios”. El humano no ha cambiado, lo que mandan son los padres de la maldad, no se preocupan por el derecho y la justicia, prohíben la propiedad y libertad al no permitir que cada uno pueda administrar lo que produce como considere necesario. Esto nos dice que entre los seres humanos existe la banalidad del mal en medio de la vida cotidiana.
 
Amable lector. Al yo ser más que viejo, lo primordial, afirmo lo que hay en mí. Sigo la transformación para no atrofiarme. Esto lo palpo en el constante desafío cabal afrontando todo lo que hay. Nuestro interior es activo, gracias a Dios no conoce la mecedora, la vida es caminar, caminar, trazar rumbos buscando al otro, el verdadero ser humano. Esto es lo bueno que nos mantiene. La larga travesía me ha enseñado que hay un espíritu que atraviesa, destruye todos los males, se que es Dios. Lo vivo en claridad, en el amor que nos cubre a todos. Creo firmemente que vivo y siento a Dios en toda parte, cuyo propósito es el bien.
 
Nuestro Invitado de hoy: Santiago Alberione: “La única derrota que podemos sufrir es ceder ante las dificultades y abandonar la lucha”.
 
El autor es vicealmirante retirado de la Marina de Guerra.

Compartir esta publicación:

WhatsApp
Facebook
X
LinkedIn
Pinterest

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *