México.- A apenas tres días de la llegada del presidente de Estados Unidos Barack Obama a esta ciudad, para una visita de apenas 24 horas, las expectativas del encuentro con su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, rebasan la ya anunciada agenda temática.
Y es que entre estos dos vecinos hay muchos temas cruciales dormidos y en los que están involucrados millones de mexicanos de un lado y otro de la frontera común, signados por tres grandes asuntos, narcotráfico, armas y migración.
Temas que son y no son partes de la agenda notificada por la Cancillería mexicana y pactada con Estados Unidos, o al menos tales asuntos al parecer no tendrán el tratamiento que muchos esperan.
Algunas organizaciones exigen en la reunión de los mandatarios referencias a asuntos como el número de muertos -unos 60 mil- dejados por la campaña contra la inseguridad emprendida durante el sexenio de Felipe Calderón.
Asunto que Peña Nieto definió en su programa de gobierno Estado eficaz en términos de responsabilidad compartida, referida a la muy vigilada, pero porosa frontera, por donde pasan de Norte a Sur armas, que pertrechan al crimen organizado y, en sentido contrario, drogas llegadas desde Centroamerica, para el mercado de mayor demanda, el estadounidense.
Obama ha admitido que el 90 por ciento de las armas que utiliza el crimen organizado mexicano procede de Estados Unidos.
El poeta y periodista Javier Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, exigió a Peña Nieto no perder la oportunidad de esta visita para discutir el control de las armas desde Estados Unidos a México.
«No habrá paz mientras del otro lado de la frontera no se regule el consumo de las drogas y no se haga una política seria de control del armamento de exterminio», destacó Sicilia.
El tema migratorio por más que se entienda corresponde a la política doméstica de Estados Unidos, los mexicanos más que ningún otro pueblo, están pendientes de un asunto que involucra a millones de personas de otras latitudes que viven en ese país norteño.
Empero, la directora del Consejo de Política Doméstica de la Casa Blanca, Cecilia Muñoz, dejó bien definido el fin de semana último que el tema de la agenda de Obama es «el desarrollo económico, que sirve no sólo al pueblo mexicano, sino a todo el hemisferio».
Aclaró que el tema seguridad y narcotráfico, serán tratados, pero «no serán el foco primordial de su visita», acotó.
«La idea del Presidente es que solo somos un hemisferio, tenemos que trabajar juntos para asegurar un buen futuro económico», abundó.
Esos criterios contrastan con tantos otros que critican la posición de Washington porque no brinda suficiente atención a América Latina, y de ahí que se considere que esta gira intente retomar el camino perdido.
Obama busca en México y Centroamérica «buenos socios» escribió el exasesor de la Casa Blanca Dan Restrepo, quien también reprueba un distanciamiento de Obama de la región.
En un breve comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que la visita tiene como objetivo primordial fortalecer la alianza económica y comercial.
«El presidente espera tener la oportunidad de discutir las diferentes maneras de fortalecer nuestra alianza económica y comercial, así como ampliar nuestra participación en la diversa gama de asuntos bilaterales, regionales y globales que conectan a nuestros dos países», señaló Carney.
A finales de marzo, la Cancillería mexicana informó que el encuentro Peña-Obama permitirá reafirmar la importancia estratégica de la relación bilateral.
Apuntó como temas esenciales la competitividad, la educación y la innovación, al igual que la facilitación e infraestructura fronteriza, el comercio, la migración y la seguridad ciudadana.
Aunque al Ejecutivo mexicano se le atribuye un enfoque mayor hacia temas económicos que de seguridad, en su agenda de gobierno para Norteamérica se insiste en la integración comercial, y también en la cooperación y coordinación en materia de seguridad para el combate al crimen organizado y el terrorismo internacional; migración, y proyectos estratégicos de desarrollo conjunto.
La relación que busca Peña Nieto en materia de seguridad se basa en el impulso al principio de «responsabilidad compartida», que se traduzca en acciones de cooperación para debilitar la capacidad financiera, operativa y bélica del crimen organizado transnacional.
También insiste en frenar los flujos recíprocos de contrabando como las drogas, las armas y el dinero, así como atender adicciones, y prevenir y disminuir el consumo de drogas.
Ambos mandatarios sostendrán esta semana un segundo encuentro, el primero fue en noviembre pasado en Estados Unidos, cuando el mexicano era presidente electo.
La bilateral próxima es vista como un nuevo punto de partida en las relaciones entre ambas naciones.
