La violencia escala escaños y no tiene ya sitios vedados, ni siquiera los campos santos, donde hurtos, profanaciones y todo tipo de acto criminal se suma a la inseguridad de quienes visitan las tumbas donde yacen sus seres queridos.
“Se trata de bandas internas que actúan con toda pertinencia, como si les perteneciera cada pedazo del cementerio”, opinó un grupo de personas que este domingo dedicado al Día de las Madres llevaron flores a los difuntos. Los relatos abundan y asustan más que una película de horror. A veces, cuando son enterrados sus parientes en cajas de calidad, les hacen huecos porque si no, unos días después éstas desaparecen. Ni hablar de los asaltos y la manera en que el lugar que debía ser de oración, recuerdos de los seres amados e introspección, se convierte en escenario de sobresaltos y penas mayores.
Otros desfalcos de envergadura son los que se llevan a cabo en Buena Vista Primera y Segunda, en Villa Mella; así como en Haras Nacionales y Ensanche Luperón, sitios en los cuales son colocados los cables telefónicos durante el día y desaparecidos al amanecer. Vecinos de estas jurisdicciones plantean que tienen que ser bandas organizadas, pues estas sustracciones, que están dejando sin servicios de internet e incomunicados a tantos hogares, ocurren de manera sigilosa y sin reparos.
Un señor, dueño de una sucursal en Haras, pagó a un policía para lograr alguna protección y “lo mataron de un disparo, sin más ni más. Ellos andan armados: unos cortan y otros vigilan. Todo esto está muy organizado para que se trate de rateritos”, explicó un residente.
El pasado año, una compañía telefónica perdió 82 millones de pesos por estos robos. En el actual periodo las cosas se mantienen igual. Así que ni en camposantos, ni en calles, ni en la propia residencia se está seguro… Medidas urgen o hasta para morir habrá que acumular inquietudes.
Robos peligrosos y organizados
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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