París.- Sólido. Sin lugar a sorpresas. Lapidario. Contundente. Sobran las palabras para analizar lo hecho por el español Rafael Nadal que venció a su compatriota David Ferrer por 6-3, 6-2 y 6-3 en la final masculina de Roland Garros, octava que tiene al mismo campeón en las últimas nueve ediciones.
En el tercer game ya quebraba el defensor del título y aventuraba un partido regular y sin sorpresas.
Fueron claves la cantidad de errores de Ferrer, poco acostumbrado a esto, que sumó 35 no forzados contra 25 del campeón que, además, acumuló 35 tiros ganadores contra 22 de quien será cuarto en el mundo desde este lunes, ya que «apenas» defendía la semifinal, mientras que el campeón no sumará puntos.
