Irán se prepara para elegir a un nuevo presidente en momentos en que la economía del país está en su peor estado en décadas: con una enorme inflación, creciente desempleo y crecimiento negativo.
El país además ha sufrido el impacto de nuevas rondas de sanciones impuestas por la comunidad internacional desde 2006, después de que el actual presidente, Mahmoud Ahmadinejad, reinstauró el programa nuclear iraní.
La economía parece ser el asunto decisivo en la mente de los electores iraníes.
Uno de ellos es Kamran, un empresario iraní de clase media que vive entre Teherán, la capital iraní, y Toronto, Canadá, donde mantiene negocios.
Tal como le explica a la BBC, después de tres meses de estar en el extranjero, la diferencia que nota en Irán es sorprendente.
«Los supermercados pronto se verán como en los años de la guerra (de Irán-Irak, entre 1980 y 1988). Las estanterías están deterioradas. Los productos extranjeros han desaparecido» dice Kamran, de 43 años.
El valor de la moneda iraní, el rial, se ha reducido a casi la mitad en un año y muchos responsabilizan de esta caída al mal manejo del gobierno y las sanciones contra los sectores de energía y bancario que impusieron Estados Unidos y la Unión Europea.
La caída del rial ha conducido a una drástica reducción en las importaciones y a un incremento en la inflación a su nivel más alto en 18 años.
«En Teherán los precios de algunos productos, como la carne de res, se están acercando al nivel de los de Toronto», afirma Karman, que prefiere no hacer público su apellido.
«Si yo tengo que revisar las etiquetas de los precios, no puedo ni imaginar cómo será la situación para la persona que limpia mi casa», añade.
Sanciones
Las sanciones de Occidente han tenido un enorme impacto en la economía.
La tasa de inflación oficial se mantiene en 32,3%, pero expertos independientes afirman que es más alta.
Un sondeo sobre el costo de vida realizado recientemente por Grupo Atieh, una firma de consultoría estratégica en Irán, sugiere que la inflación supera el 40%.
«Los principales perdedores son las clases media y baja. Su prioridad ahora es la supervivencia económica», afirma Bijan Khajehpour, socio de Atieh International, el brazo internacional del grupo con sede en Viena.
En julio de 2012, la Unión Europea prohibió la importación, compra y transporte de crudo iraní, que hasta entonces representaba casi 20% de las exportaciones totales de petróleo de Irán.
Las sanciones provocaron una reducción en estas exportaciones a su nivel más bajo desde 1986, durante la guerra de Irán e Irak, y el rial también cayó a un nivel récord frente al dólar estadounidense.
En 2012, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló que la economía iraní había entrado en recesión por primera vez en dos décadas.
Pero no son sólo las sanciones las que están teniendo un impacto negativo en el pueblo iraní. Un plan de reformas de subsidios que el presidente introdujo en 2010 también ha afectado la economía.
Las reformas tenían el objetivo de aliviar la presión sobre las finanzas del Estado reduciendo decenas de miles de millones de dólares de subsidios gubernamentales a los alimentos y combustibles, y al mismo tiempo otorgar pagos mensuales de dinero en efectivo para compensar el impacto a los ciudadanos más pobres.
Para muchos iraníes la crisis económica será clave en las elecciones.
«Irracionales»
La política, sin embargo, condujo a un incremento en los precios de alimentos y de energía, lo cual resultó en aumentos en el precio de los combustibles, productos más caros y una reducción en la demanda, que a su vez provocaron la pérdida de empleos y una reducción o suspensión de la producción.
En cualquier país, una caída en las importaciones podría ser buena noticia para los productores locales. Pero en Irán no lo fue debido al deterioro del sector de manufactura y a que los costos de producción se han incrementado drásticamente por la reforma de subsidios de Ahmadinejad.
«Las sanciones se han hecho cada vez más intensas y están ejerciendo cada vez más presión en las actividades comerciales e industriales de Irán», explica Nader Habibi, economista iraní de la Universidad de Brandeis, en Massachusetts, Estados Unidos.
«Pero la inconsistencia e irracionalidad de las políticas económicas también han tenido un efecto adverso en el clima empresarial para los inversores privados», agrega.
Algunos electores piensan ahora que un cambio de guardia podría resultar en un cambio de políticas. Pero hasta ahora los seis candidatos presidenciales no han ofrecido más que eslóganes expresando el deseo de reducir la inflación y crear empleos.
Kamran no está convencido de un potencial cambio y ya comenzó a negociar con sus socios europeos para abrir una oficina en la vecina Azerbaiyán.
«La clave para arreglar la economía es resolver la confrontación nuclear y que se retiren las sanciones», dice el empresario.
«Esto puede tomar años. Pero ‘contra el tiempo y la marea, ningún hombre sale ganador’, así que yo trasladaré mi negocio a Baku».
La crisis económica, un factor decisivo en las elecciones de Irán
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