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¿Enfermamos con lo que comemos?

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Los ancestros, que saben más por viejos que por sabios, repetían que solo una parte de lo que comemos nos alimenta: la otra, sustenta los bolsillos de los médicos.
 
Además de lo innecesario de excesos que engordan y producen múltiples dolencias, hay otro riesgo que debemos prever y es el peligro de adquirir enfermedades transmitidas por alimentos.
 
En San Francisco de Macorís, el Instituto Nacional de Defensa de los derechos de los Consumidores (Pro Consumidor), advirtió a la población sobre los padecimientos transmitidos por comestibles, y valoró el tema como “principal problemática de salud de los países en vía de desarrollo”.
 
Se trata de incorrecta manipulación, de mal almacenamiento, no lavarse las manos, ni los utensilios a utilizar; también contar con equipos en mal estado y sucios, o que las personas que procesan lo que consumimos estén enfermos o posean poca higiene personal. Si a  todo ello se añade que se cocine defectuosamente el producto, no se proteja de animales, insectos y, sobre todo, de roedores, cuyos excrementos y orina son fuentes de contaminación, sin duda alguna, lo ingerido resultará fuente de males mayores para la salud.
 
Lo que implican las enfermedades, en costos directos e indirectos a la salud pública, la economía de los países, al comercio internacional y al turismo, es realmente preocupante. En el país existe la Ley General de Protección de los Derechos del Consumidor o Usuario 358-05, la cual  establece que “los proveedores tienen el deber de ofrecer productos seguros, a fin de prevenirlos contra conflictos a su salud o seguridad y daños que puedan ocasionar”.
 
De todos modos, es harto conocido que las leyes las cumplimos los seres humanos y esta, específicamente, relacionada con un tema tan sensible, implica que desde lo individual, hasta los departamentos de Educación y de Inspección y Vigilancia de Buenas Prácticas en el Comercio; la capacitación de vendedores ambulantes y de pequeños negocios, garanticen que lo que ingerimos nos sustente y no provoque lo contrario.

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