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Intercambios disparos: puntos negros jefes Policía

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Las acusaciones sobre ejecuciones extrajudiciales de ciudadanos acusados de diversos delitos, han sido el punto negro de la mayoría de los jefes de la Policía Nacional que ha tenido República Dominicana en los últimos 15 años, cuyos peores señalamientos se los llevaron los generales Pedro de Jesús Candelier Tejada (1999 al 2002), y Rafael Guillermo Guzmán Fermín (2007-2010).
 
Según las estadísticas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, desde 1997 hasta enero de este año se registran unos 4 mil 300 muertos en los supuestos «intercambios de disparos”. El país está estrenando un jefe policial y la población espera que esa situación pueda cambiar y que sea la justicia que se encargue de decidir quién es culpable o no del delito que se le impute.
 
Los más sangrientos

El deterioro de la imagen de Candelier Tejada se inició desde antes de ser titular policial, cuando éste se desempeñaba como director de Foresta, donde habría ordenado pegar fuego a un burro cargado de leña, luego que un campesino se negara a desmontar la carga de madera que alto oficial entendía era parte de talas ilegales de árboles en la región sur.
 
Ya como jefe de la Policía, la gestión de Candelier estuvo matizada por acusaciones que le hacían entidades defensoras de los derechos humanos, quienes lo acusaban de promover los famosos “intercambios de disparos”, donde caía abatida una gran cantidad de personas, bajo el alegato de ser delincuentes peligros que enfrentaban a sus agentes.
 
Esas versiones fueron respaldadas por un informe de la Embajada de Estados Unidos en país, en el cual se imputaba a Candelier Tejada de corrupto, que toleraba que agentes policiales hicieran matanzas de ciudadanos de manera “extrajudicial”.
 
Pedro de Jesús Candelier llegó a decir en rueda de prensa que “si los delincuentes tiran piedras, ellos no responderán con flores, si no con balas”.
 
En tanto que a Guzmán Fermín, la población lo identificaba con el mote de “El Cirujano”, porque su “especialidad”, aparentemente, era lisiar a dirigentes populares, disparándole a las rodillas, cuando se desempeñaba como jefe del Comando Noreste, con asiento en San Francisco de Macorís.
 
Cuando fue jefe de la PN, a Guzmán Fermín se le acusó de ser el “autor intelectual y cómplice” de la muerte de William Batista Checo y Cecilio Díaz (Manuel), presuntos secuestradores del joven Eduardo Baldera Gómez, en octubre del 2009.
 
La prensa captó imágenes de Batista Checo apresado y con vida; minutos después el propio jefe policial anunció vía telefónica en un programa televisión: “me estoy dirigiendo hacia Villa Vásquez, donde los secuestradores se enfrentan a tiros con agentes de la Policía”.
 
Polanco Gómez: el fantasma del Cacón
 
La gestión del recién destituido jefe de la Policía, José Armando Polanco Gómez (2010-2013), no escapó de las imputaciones sobre las muertes en intercambios de disparos, como fue el caso de la ejecuciones de tres reclusos que “escaparon” de la cárcel de San Francisco de Macorís: Jerry Antonio López, Marcos Noel Brito y Jeffrey Sandoval, quienes cayeron en un alegado intercambio de disparos en el sector La Gina.
 
Un video mostró a policías disparándole a quemarropa a los reos, después de haberlos apresados y colocándoles chalecos antibalas, como forma de hacer más convincente su historia.
 
Otro caso por lo que se cuestionó el período de Polanco Gómez tuvo que ver con el asesinato del teniente coronel Pedro Cruz de la Cruz, cuando el jefe policial pidió a Jean Carlos de León (Cacón), quien habría disparado al oficial, “que no se entregue, que nosotros vamos a buscarlo”, pronunciamiento que fue interpretado por varios sectores. El joven cayó abatido una madrugada, sin que las autoridades dieran detalles sobre el supuesto operativo donde murió.

Usufructo vehicular
 
Una desafortunada jefatura policial fue la encabezada por Jaime Marte Martínez (2001-2004), no por acusaciones de ejecuciones extrajudiciales, sino por los bochornosos casos de altos oficiales que se adueñaban yipetas de lujos, luego de recuperar los vehículos que habían sido sustraídos a los propietarios originales.
 
Medios de comunicación reseñaron que Marte Martínez poseía una flotilla de 15 vehículos, algo que fue criticado hasta por el presidente de turno, Hipólito Mejía Domínguez. Fue sometido a la justicia; pero, Salió ileso de todas las acusaciones en su contra.
 
Los académicos…
 
Dos gestiones policiales ejemplares del período que nos ocupa la desempeñaron los académicos Manuel De Jesús Pérez Sánchez (2004-2005), y Bernardo Santana Páez (2005 al 2007), que si bien la población los tipificó de “medios flojos” con relación al combate a la delincuencia y al crimen organizado (por sus métodos legalistas), no estuvieron involucrados en acciones de corrupción e imputaciones de violaciones a los derechos civiles.
 
A esa “escuela” se acerca la administración de José Aníbal Sanz Jiminián (1997 -1999), aunque defensores de derechos humanos rechazaron su jefatura.
 
En la de Pedro de Jesús Candelier se produjeron 520 casos de muertes de ciudadanos a manos agentes policial. En las de Jaime Marte Martínez, Manuel de Jesús Pérez Sánchez y Bernardo Santana Páez, menos prácticas similares se registraron.
 
Los espeluznantes datos establecen que en la gestión de Sanz Jiminián se produjeron 351 casos en total.
 
El nuevo jefe

El Presidente de la República, Danilo Medina Sánchez, nombró mediante decreto 181-13, de fecha 25 de junio, al general de brigada, Manuel Elpidio Castro Castillo, como nuevo jefe de la Policía Nacional. El alto oficial, hasta ese momento se desempeñaba como director regional Este de la uniformada con asiento en La Romana.
 
A pocas horas de haber sido nombrado Castro Castillo, recibió fuertes críticas del secretario general del Frente Amplio (FA), Dionisio Restituyo, quien declaró que con su elección, el presidente Danilo Medina envía una mala señal, ya que estaba premiando el mal desempeño de un hombre, que según dijo, no ha hecho nada por el bienestar de la nación.
 
Actualmente, en el Congreso Nacional se discute el Proyecto de Reforma de la Ley Orgánica de la Policía Nacional, donde se cambiaría el nombre de “Jefe” por el de “Director”, como una forma de “bajar” el complejo de superioridad que por el nombre, a través de los años, han cultivado quienes han estado al frente de la institución encargada de velar por el orden público.
 
Los casos que se mencionan en este escrito y los nombres que se rememoran son mínimos, pues muchos los “hijos de Machepa” cayeron muertos en supuestos intercambios de disparos con agentes policiales y sus casos fueron echados en un costal sin fondo: no se ventilaron en la justicia dominicana.

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