Hecmilio Galván, ¿Nueva especie de transfuguismo?

La designación de Hecmilio Galván en Economía Solidaría ha generado todo una gama de pronunciamientos, unos a favor y otros en contra, específicamente en las redes sociales, estos comentarios a favor y en contra se ciernen sobre la que ha sido una de las bajas más significativas que han tenido los movimientos y ciudadanos que han escenificado protestas contra medidas del pasado y presente gobierno.
 
Hecmilio Galván, actualmente se desempeña como presidente del Movimiento la Multitud, además anteriormente había ocupado en el sector público la posición de director de Planificación del Consejo Nacional para la Reglamentación y Fomento de la Industria Lechera (Conaleche).
 
Su reciente nombramiento en Economía Solidaria y posterior confirmación por parte de este a través de un medio de comunicación radial, nos dejó a todos sorprendidos con sus declaraciones, afirmando que aceptaba ingresar de nuevo al sector público. Sus alegatos de ser un profesional a carta cabal, que nunca claudicaría en sus ideales, son argumentos válidos que hasta ahora nadie con una justa claridad de las cosas se atrevería a rebatirlos.
 
Ahora bien, hay un aspecto moral-ético que se llama la percepción de la confianza y es ahí donde su decisión lo debilita a él y al movimiento la Multitud. Los políticos en el país ya nos tienen acostumbrados al transfuguismo mediático, donde lo único que impera es el valor del dinero y el poder por encima del valor ético-moral.
 
Personalmente tuve la oportunidad de conocer a Hecmilio Galván durante las manifestaciones que se dieron el pasado año frente a la Fundación Global, Parque Independencia y Obelisco hembra del Malecón de Santo Domingo. Había asistido a esas protestas luego de enterarme de sus convocatorias a través de las redes sociales y porque además entendía que era mi deber como ciudadano y como padre de familia, utilizar un derecho constitucional que me asiste, “el derecho a la protesta pacífica”.
 
Es importante resaltar que no asistía a dichas manifestaciones motivado por organización alguna, llámese PRD, PLD, Alianza País, PRSC, FALPO, etc., estaba ahí simplemente y llanamente como un ciudadano más, reclamando que se hiciera justicia con lo que entendía había sido un abuso de marca mayor, permitir que nos impusieran una reforma fiscal como la que se aprobó finalmente, sin que se investigara y/o se cuestionara siquiera a los anteriores incumbentes sobre sus responsabilidades en el tan mencionado hoyo fiscal que nos dejaron de fin de año. En una de estas manifestaciones conocí a Hecmilio Galván, quien encabezaba las consignas mostrando fuerza y una energía inagotable atravez del megáfono con el cual lanzaba fuertes acusaciones contra el gobierno del PLD, acusándole de ser corrupto y líder de una corporación de mafiosos.
 
En estas manifestaciones, Hecmilio Galván hizo popular varios canticos y consignas entre los que cabe mencionar el celebre “ladrón, ladrón, ladrón, al tiempo que se hacia la señal de la L, que se utilizaba de forma satírica contraria al significado original al que le dio el ex presidente Dr. Leonel Fernández en pasados certámenes electorales.
 
 
Respecto a la decisión de aceptar el nombramiento, si bien es cierto que Hecmilio Galván, es un profesional del área económica con vasta experiencia y puede vender sus servicios a quien él considere, al igual que sus ideales, al igual que su consciencia, si lo hizo o no hizo, yo no soy quien para juzgarlo. Ahora bien, cuando revisamos la historia política pasada y presente del país en el aspecto ético-moral, nos damos cuentas que del dicho al hecho hay mucho trecho.
 
Hecmilio Galván debe entender que él, primeramente, es el presidente de un movimiento el cual tiene muchos seguidores inscritos, pero muchos más que no están registrados pero que son sus seguidores silentes que les admiran y que podrían no ver con buenos ojos la definición que él ha tomado.
 
Su decisión puede tener muchas aristas e interpretaciones, dependiendo de la óptica desde donde se mire muchos podrán alegar entre los que me incluyo yo, con cierto recelo y desconfianza, que la inclusión de una voz como la de Hecmilio Galván en el tren gubernamental es una buena oportunidad para el gobierno demostrar su apertura y democracia hacia los grupos que les adversan y critican, es decir, en este gobierno tiene cabida la disidencia.
 
Para otros, no es más que otro capítulo dentro de esa interminable lista de dirigentes comunitarios, sindicales, periodistas y empresarios, que son parte de ese transfuguismo dominicano que es tan normal en nuestra sociedad y que ha servido de caldo de cultivo a una corrupción rampante, la cual se ha enquistado en la sociedad dominicana, aparentando ser parte de nuestra idiosincrasia, debido a la ausencia de castigos y la forma sumisa y tolerante, por la mayoría de un pueblo con un pasado aguerrido, pero que en la actualidad simplemente se resigna a ser un simple espectador, en una película donde él es el actor principal pero que lamentablemente no se da cuenta.
 
Cuando uno ingresa a la política debe entender que ya su vida no le pertenece, porque pasan a ser parte del patrimonio de tus seguidores y del pueblo a quien se le sirve y se defiende. La decisión de Hecmilio Galván, es parte del viejo modelo de hacer política que nos tienen acostumbrados hasta ahora. Son muchas las interrogantes que le van a tocar responder con el tiempo ¿Seguirá siendo un acre critico de las acciones del gobierno?, ¿Seguirá arengando y organizando las masas a manifestarse contra el Dr. Leonel Fernández?
 
Es muy difícil en una sociedad como la nuestra donde las instituciones están profundamente corrompidas y la desconfianza de los ciudadanos hacia la clase política que les gobierna, es bastante alta, una sociedad donde se tiene la percepción de que el dinero lo puedo todo y que si se tiene dinero aquí puede hacerse lo que le da la gana.
 
Si bien es cierto que en nuestro país hacen falta personas con la capacidad e ideales de Hecmilio Galván, no menos cierto es, que si queremos un verdadero cambio como Nación, no podemos ser parte del desorden y poner nuestras capacidades y visiones a disposición de un modelo fracasado, que utiliza la mentira y el engaño para mantener a todo un pueblo aletargado.
 
Apreciado Hecmilio Galván recuerda que una golondrina no hace verano, la unión hace la fuerza, debiste reservar tus capacidades para colocarlas al servicio y disposición del pueblo, trabajar y unirte con aquellos que tienen un interés auténtico, real y verdadero, por hacer la República Dominicana un mejor país. Pienso que debiste reservarte para ser parte activa y principal de ese nuevo modelo que será histórico en nuestro país, y que representará un verdadero cambio que no solo es dominicano, sino también latinoamericano y que se circunscribe dentro de las líneas de los gobiernos progresistas de nuestra amada Latinoamérica, aún estas a tiempo.
 
El autor es Llury Morales
Ingeniero en Sistemas. Actualmente Estudiante de Derecho y Ciencias Políticas UASD. Presidente del Movimiento Socialista Unidos por el Cambio.
Tweeter: @llurymorales / Facebook: Robert Michael Rivera
Email: llurymorales@gmail.com / Blog: https://www.blogger.com/home
08.06.13 / 09.06.13

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