El término péndulo tiene su origen etimológico en pendŭlus, un vocablo del latín que ha sido traducido como “pendiente”. Además, en otros textos encontramos otra definición la cual establece que un péndulo es un objeto que oscila, colgado de otro.
Desde el punto de vista de la física, decimos que un péndulo implica la oscilación de un cuerpo gracias a ciertas características a través de la acción de distintas fuerzas.
Sin embargo, establecemos que el péndulo es un sistema físico que oscila bajo la acción gravitatoria u otra característica física, como la elasticidad, por ejemplo, y el cual está configurado por una masa suspendida de un punto o de un eje horizontal fijo mediante un hilo, una varilla, u otro dispositivo.
Existen muy variadas clasificaciones de péndulos que, atendiendo a su configuración y usos, reciben diversos nombres considerados apropiados; atendiendo a esta clasificación tenemos el péndulo simple, compuesto, cicloidal, doble, de Foucault, de Newton, balístico, de torsión, esférico, y uno nuevo que es al que deseo referirme en este artículo, el péndulo político.
El péndulo político, que si bien es cierto no ha sido estudiado y definido científicamente, no menos cierto es que su accionar en la vida pública ha sido muy frecuente.
Péndulo político es el termino que nos permite explicar el tono político cambiante de muchos dirigentes que militando en una organización política, con mucha facilidad se mueven sin ningún tipo de escrúpulo de una posición a otra, o peor aún de una organización a otra, sin el más mínimo inconveniente, adaptándose a la nueva posición sin ningún simple problema porque su movimiento es tan armónico que muy pocas personas se dan cuenta de sus oscilaciones y en otros casos tienen los argumentos para justificar su accionar.
Este tipo de personaje político, después de aparecer el clientelismo puede oscilar bajo la acción gravitatoria de una coyuntura diferente o de situaciones que siempre le permiten justificar los pasos que da.
Generalmente la característica de este dirigente, es la de llevarse bien con todos, y no busca entrar en conflictos con otros, resaltando siempre la oportunidad de impulsar acciones unitarias o su disposición por sacrificarse dando la impresión de que lo hace por la colectividad, públicamente es muy difícil que asuma una posición publica a favor o en contra de una determinada situación.
A diferencia del péndulo, cuyos usos son más variados como la medida del tiempo la intensidad de la gravedad, el papel del péndulo político es medir la oportunidad que tiene por delante para logar su objetivo y estar siempre con quienes tienen mayores posibilidades y le permitan alcanzar su objetivo. El péndulo político es el que siempre come, el que siempre está arriba, el que nunca los sacan de los organismos de dirección.
El péndulo político es un dirigente que busca aprovechar al máximo las oportunidades que se le presentan y para lograrlo no duda en anteponer su beneficio personal a cualquier otro principio o actitud.
El péndulo político es el típico dirigente oportunista que logra su ascenso aprovechándose de la incapacidad de los que le rodean; de esta forma podemos observarlo dándole un consejo a unos y una asesoría a los contrarios y viceversa.
En las organizaciones o instituciones con un bajo nivel de clientelismo el péndulo político funciona, aunque con oscilaciones menos pronunciadas.
El político oportunista, siempre funcionará como un péndulo, nunca dejará de moverse, porque entre los seres humanos siempre existirán diferencias. No es posible encontrar un punto en que todos estemos de acuerdo porque los seres humanos aunque somos de la misma especie, somos diferentes entre sí y el dirigente que se comporta como un péndulo político continuará oscilando entre su oportunismo y la incapacidad de los demás.
Ramón Ceballo
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El péndulo político
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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