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“Que venzan el círculo de la violencia es la mayor satisfacción”

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El entusiasmo y las ganas con que trabaja la coordinadora nacional de la Casa de Acogidas del Ministerio de la Mujer, Gloria Peralta, se han convertido en sus armas más poderosas para socorrer a las féminas que piden auxilio y protegerlas de las garras del feminicidio.
 
Durante su participación en el programa radial y televisivo Qué pasa hoy, que se transmite por este multimedios DominicanosHoy, la activista contra la violencia de género conversó sobre la ardua labor que realiza la entidad que dirige.
 
Peralta explica que cuentan con un equipo multidisciplinario, integrado por una abogada, enfermera, trabajadora social, psicóloga, seguridad y un chofer, los cuales dan apoyo a la madre y sus hijos e hijas hasta que el agresor sea apresado.
 
“Es un trabajo que te hace consumir muchas energías; pero, cuando atendemos una llamada de un fiscal, acerca de una mujer muy golpeada, con tres niños que no han comido nada, esto nos pone en movimiento enseguida para rescatarla”, narra la también psicóloga.
 
-¿Cuántas albergan en la Casa de Acogidas?
“Eso depende, porque hay dos casas en el país. Una la nombramos así: Casa de Acogidas o Modelo y la otra, Casa de Emergencia, que funciona similar al cuerpo de guardia de un hospital, donde pueden permanecer por 12 a 48 horas hasta que su agresor sea puesto tras las rejas; esas horas pueden extenderse a una semana y hasta un mes prorrogable y si es necesario permanece más tiempo”.
 
Precisa la entrevistada que la Casa de Emergencia está estipulada para unas seis madres con sus hijos menores de 14 años. En ocasiones hay hasta 15 o 20 personas. Mientras que la Casa de Acogidas recibe por 12 a 48 horas o un mes y 3 meses prorrogables, para darle tiempo al Ministerio Público a que obtenga la orden de arresto del juez, que sea entregada a la Policía Nacional, y ejecute el apresamiento. Hospeda hasta 12 madres con sus hijos menores de 14 años, para un total de 40 refugiados, dado el índice tan alto de violencia intrafamiliar existente en el país.
 
“El objetivo es que tengamos una casa de este tipo en cada región, pero ahora solo contamos con dos. Si la Justicia, el Ministerio Público y la Policía Nacional hicieran los apresamientos en el tiempo establecido, las sobrevivientes solo permanecerían uno o dos días. Hasta ahora nos ha costado lograr eso. No obstante, tenemos la satisfacción de que todas las que han pasado por aquí están vivas”.
 
La Casa de Acogidas o Modelo se rige por un consejo liderado por el Ministerio de la Mujer, en voz de su titular Alejandrina Germán, quien es su presidenta. El consejo está integrado por Conani, Procuraduría General de la República, la Fiscalía, Salud Pública, Educación y Profamilia.
 
“Hay una institución que debe ser la primera en dar soporte a las víctimas de violencia y es la familia, que muchas veces es de la que menos tenemos respuestas”, precisa la coordinadora.
En ese sentido, aclara que para lidiar con tal situación, la trabajadora social realiza un diagnóstico e identifica si cuenta con una red primaria; es decir, si tiene papá, mamá, hermanos, hermanas fuera de la comunidad o provincia donde sucedió el hecho, a fin de determinar si puede ser enviada con uno de sus familiares sin que el agresor la descubra”.
 
-¿Alguna refugiada ha intentado escapar?
“Muchas veces, porque no se ha hecho la investigación a tiempo, no ha salido la orden de arresto, o la Policía no la ejecutó. Entonces se desesperan, ya que de una manera u otra se sienten como presas, debido a que no pueden salir, si su verdugo no es aprehendido.
 
“Si ella quiere irse hay que respetarla. Por eso tenemos tres tipos de egresos: uno voluntario; otro, por violar las normas de la casa y el último, por término del proceso. Si dice que se va, la psicóloga trata de convencerla, a veces dura una semana más, pero cuando se desespera tenemos que egresarla.
 
“Ante este cuadro, nos ponemos en contacto con la fiscal que la refirió, la entregamos al familiar que hemos identificado; pero, jamás la dejamos desamparada, sino que la psicóloga, la abogada y la trabajadora social se encargan de hacer un monitoreo. Si ella sale y el agresor está apresado, la abogada está ahí para gestionar la medida de coerción, hacer las revisiones y hasta juicio de fondo si es necesario, sin cobrar un centavo. Además, se le entregan todos los teléfonos de los distintos profesionales con quienes puede comunicarse”.
 
-¿Qué otros servicios les brindan?
“Si se enferman las llevamos al hospital con una enfermera y un guardia de seguridad. Como sus hijos no pueden ir a la escuela, les solicitamos a los profesores que nos manden las tareas y una maestra asignada a la entidad se encarga de ayudarlos. También se les envía una carta certificada a los patronos de las que trabajan para que no las cancelen. Unido a esto les ofrecemos terapias psicológicas, cuidamos y alimentamos a sus hijos”.
 
-¿Cómo lidian con la mujer agredida que desea irse y volver con el agresor?
“Es en ese momento que la cuestionamos sobre si está consciente de las veces que la han maltratado y si se ha mostrado a sí misma las marcas que él ha dejado en su cuerpo. Tratamos de que entienda que su reacción es producto del círculo de la violencia; pero no podemos oponernos a su decisión”.
 
-¿Cómo se hacen los ingresos?
“Solamente ingresan a través de la Fiscalía, porque primero hay que llevarlas al hospital para que el médico legista haga el experticio, se ponga la querella y se emita la orden de captura de quien la golpeó. Finalmente pasa al refugio”.
 
Sin clase social
 
En el último lustro, en República Dominicana hubo 600 feminicidios. De ellos, la mayoría de clase baja; pero, la coordinadora nacional de la Casa de Acogidas del Ministerio de la Mujer, Gloria Peralta señala que han tenido internas esposas de diputados, contables y abogadas: “Son más las pobres, porque las de clase media alta no denuncian si el esposo es un hombre influyente y también por otras razones”.
 
Con relación al presupuesto con el cual cuentan, Peralta explica que se manejan con el 1% de las multas por porte de arma ilegal y de la garantía económica que deben pagar los propios agresores. “En verdad, resulta insuficiente; pero esto no ha sido óbice para salvemos vidas a cada instante. Hemos contado en ocasiones hasta 500 mujeres durante un año con la misma partida presupuestaria”.
 
-¿Alguna satisfacción?
“Ver como decenas de féminas salen del círculo de la violencia, rehacen su vida y deciden dedicarse a estudiar y superarse, porque aprende a valorarse. Esa es la mayor satisfacción y paga que recibimos”.

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