El periodismo actual deshumaniza la noticia

A estas alturas de su vida, con muchos caminos recorridos en los universos de la comunicación social y el feminismo, Amparo Moreno, la profesora catalana de la Universidad Autónoma de Barcelona, tiene dudas de que la categoría género pueda dar de sí toda su carga transformadora a favor de la equidad, pero sigue convencida de que el feminismo tiene futuro.
 
Autora, entre otras obras y ensayos, de “¿De quien hablan las noticias?”: una guía para humanizar la información, la académica sostiene que la comunicación del presente se ha olvidado de la gente para centrarse en instituciones, entidades, estructuras, y “en las representaciones del poder, que es masculino y es adulto, asentado en el androcentrismo”.
 
Su libro, editado por ICARIA de Barcelona, ofrece un compendio de la metodología que ella y sus colaboradoras del Laboratorio de Comunicación Pública Florencia Rovetto y Alfonso Buitrago emplearon para estudiar los diarios catalanes de 3 años.
 
El propósito fue determinar, justamente eso, cuáles son los temas, los enfoques y los protagonismos presentes en la prensa catalana de la llamada transición, léase transición a la democracia después del dictador Francisco Franco.
 
Portadora de unas cuantas audacias en su vida personal y artífice de teorías novedosas que vinculan la Internet con la participación ciudadana, y las redes informáticas con las ciudades y las gentes: “porque Internet es como una gran ciudad y sus herramientas son ideales para la democracia…”, Moreno sigue acariciando proyectos en esa dirección.
 
Dichos así, sus asertos pueden perderse en una maraña de razonamientos disímiles. Una parte de su vida se la ha pasado proponiendo cosas difíciles de entender en una primera reacción. Pero ella ha conseguido probar muchas de sus verdades a las que se ha aferrado con fuerza porque “Yo emprendo las cosas con una pasión desbordada, y en este momento me encuentras en un bajo tono, estoy un poco agotada de este esfuerzo…”.
 
Los porqués tienen que ver con que no todo el mundo entiende ni la fuerza ni la importancia de que la gente pueda actuar por sí misma y vigilar cómo lo hacen quiénes tienen el poder. Y otros, que sí lo entienden, no desean verse fiscalizados por una construcción de ciudadanía, activa y actuante con recursos tecnológicos y comunicacionales para decir, señalar y aun denunciar. Aunque también para apoyar, expandir y multiplicar posibilidades democráticas.
 
Las redes de Internet son como las ciudades
 
“Si consideramos que cada nudo de Internet es una ciudad – explica la Profesora – también una ciudad es una malla tupida donde hay centros y periferias. Internet me ayudó a ver que lo que yo quería hacer de explorar perspectivas no céntricas sino excéntricas, pues a través de Internet tenía estas herramientas.
 
“Del primer Internet donde podíamos hablar de interactividad hemos pasado a unas webs que permiten la participación de mujeres y hombres de diversas condiciones en la construcción de conocimiento, desde distintos puntos de vista y a poderlo articular.
 
“Lo que he hecho en estos años es seguir desarrollando esta visión. Lo primero que hicimos fue una web que se titulaba: paseo por la red de comunicación desde… con la idea de que cada cual pudiera trabajar desde su localidad”.
 
De ayer a hoy
 
Hace más de 10 años la reportera de SEMLAC entrevistó a Amparo Moreno en la Universidad Simón Bolívar de Quito donde ella participó en un encuentro de comunicación que anticipó futuros tanto en materia tecnológica como pedagógica. Allí estuvo también Jesús Martín Barbero, otro precursor, maestro de nuevas visiones.
 
Para entonces, lo que Amparo Moreno explicó sonaba a galaxias y a carruseles y a montañas rusas donde un conocimiento avanzado se perdía en los recovecos de lo que parecía inalcanzable. Hoy todo eso es posible. La académica vio probadas sus prospecciones. Aunque no siempre se ha sentido comprendida del todo sí ha tenido apoyo en el área profesoral y en las corroboraciones de una realidad urgida de forjar la democracia desde la gente misma, que haga y que diga.
 
“Durante ese tiempo lo que hicimos también fue una investigación sobre la representación de mujeres y hombres en la prensa. ¿De qué hablan las noticias? La metodología es la misma que usé en un libro del 98 que se llamó La mirada informativa que desarrollaba el análisis de la prensa desde la transición hasta ahora. Y lo que vimos es que la mirada informativa ha mantenido una perspectiva androcéntrica: hacia los varones adultos en centros de poder.
 
“En estos momentos los sujetos de esa información ya ni siquiera son esas personas sino los datos abstractos y las instituciones. Es decir la información se ha deshumanizado. La conclusión sería que el periodismo ha expulsado a los ciudadanos como sujetos de la construcción democrática y, por tanto, de lo que se trata no es solamente de incluir a las mujeres sino de reconsiderar la noción de noticia desde una perspectiva más humana.
 
“Por ejemplo, la crisis actual: podemos volvernos locos con cifras, con índices, con datos macro pero eso sólo ayuda a que las personas nos distanciemos de lo que les pasa a las gentes, y ¿de qué manera puedo yo intervenir para que esto cambie?. Si además construyo mi información atribuyendo una especie de omnipotencia a esas instituciones y dejando fuera de toda posibilidad la intervención de las personas entonces estoy deshumanizando la información”.
 
Darle la vuela a la información
 
Hasta no hace mucho Amparo Moreno fue jefa del área de investigaciones de la Universidad Autónoma de Barcelona, donde ahora es catedrática de Historia de la Comunicación: “Tuvimos un equipo de investigación que se llamaba Feminario: mujeres y cultura de masas y durante un tiempo lo dirigí. Con él hicimos estas investigaciones Mi empeño es más que introducir una perspectiva de género exclusivamente, es darle la vuelta a la información”.
 
Aunque son varios los epicentros de su crítica, por lo que se refiere a los estudios de género ella considera que éste atrapa a quien analiza en una dualidad que no toma en cuenta que “el modelo hegemónico es un modelo complejo, que articula género, etnia o pueblo de origen y clase social. Y todo eso lo mira en una perspectiva desde los centros de poder. “Para mí tiene que ver con construir un pensamiento que cuestione la voluntad de dominar de unos seres humanos sobre otros, que cuestione la expansión, el dominio y el saqueo de unos pueblos sobre otros…
 
“Para asumir el antogonismo del dominio de unos pueblos sobre otros, los seres humanos tenemos que asumir antagonismos interiormente: no es sólo entre mujeres y hombres sino dentro de cada persona, lo que consideramos superior o inferior. Eso no ha interesado. Se ha tomado una vía más fácil que ha servido para tener ciertos recursos públicos que han permitido enfilarse en otras líneas que no dejan de ser posiciones clasistas y etnocéntricas.
 
“Y ahí viene mi discrepancia profunda con los estudios de género. Cuando yo me lo plantee vi que tenia un instrumento que es el análisis marxista que atendía a la clase, otro instrumento que es el feminismo que atiende al sexo y al género. Pero son instrumentos separados. Y cuando yo me analizo como persona, cuando piensas que estamos hablando de las personas, esas divisiones no se dan por separado.
 
“Pienso que cuando se alude sólo al género se está generando un feminismo victimista, como si las mujeres no tuviéramos alguna complicidad. Si no lo reconozco, como si el género fuere la única división, no puedo generar un pensamiento que permita intervenir frente a esa complicidad.
 
“Ya teníamos con el marxismo un feminismo de lucha de clases. Pero no nos cuadraba porque era una lucha de clases desde el espacio público. Que permite esto: que una mujer que acepta que su marido sea un revolucionario que viola a su hija pueda tener esas contradicciones. ¿Por qué? Porque el sistema de divisiones sociales y sus modelos son complejos. Entonces hay una mujer que puede asumir eso y otras cosas…
 
“De modo que a mi me parece que el análisis del género simplifica excesivamente el tema y desde el punto de vista de una teoría feminista lo considero una aberración. Yo llevo muchos años peleando con esto y he visto cómo la noción de género se imponía como si fuera el abecedario. Se que está en crisis, afortunadamente. Ya toca fondo. Y la propia sociedad está reclamando visiones plurales. Pero han de ser complejas, no son simples”.
 
¿Tiene futuro el feminismo?
 
“Yo espero que lo tenga porque yo sigo ahí. Pero creo que ha de ser otro feminismo. Aunque he de reconocer que el feminismo es uno de los pocos ámbitos donde queda un pensamiento crítico. Donde podemos estar haciendo esta autocrítica. Hay otros ámbitos universitarios donde esto ya no existe. El análisis marxista se eliminó porque se decidió que ya no existían las clases sociales… Cuando el problema es que siguen existiendo las clases. Debemos ir a una perspectiva más compleja. Porque el solo análisis no es una varita mágica”
 
Como tampoco lo es, habría que decir, el producir noticias sin esa perspectiva abarcadora y múltiple por la que aboga Amparo Moreno. Por lo pronto, lo que enseña su libro “¿De quién hablan las noticias?” es a preguntarse ante cada producto comunicativo: “¿a quién se enfoca esta noticia?, ¿dónde están las personas, en qué escenarios, haciendo qué?”.
 
Ese y otros contenidos de su obra (www.icariaeditorial.com) pueden ser, ciertamente, una guía para la acción.

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