El Estado Mundial de la Infancia 2013, presentado por el Fondo de las Naciones Unidas (Unicef), refleja la triste realidad de que los niños, niñas y adolescentes con capacidades diferentes “enfrentan distintas formas de exclusión y están afectados por ellas en diversos grados, dependiendo de factores como el tipo de impedimento, el lugar de residencia y la cultura o clase a la cual pertenecen”.
En República Dominicana, lamentablemente, existen insuficientes estadísticas sobre la cantidad de menores que viven con tales limitaciones y cuáles son estas. Lo que sí se sabe absolutamente, en que estos pequeños tienen menos probabilidades de recibir atención médica o de ir a la escuela y se hallan “entre los más vulnerables a la violencia, el abuso, la explotación y el abandono, sobre todo si se les oculta o se les ingresa en instituciones, algo que ocurre con frecuencia debido al estigma social y el costo económico que supone su crianza”.
De todos modos, el país ha ratificado la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, mediante la cual se proyecta la garantía de la igualdad de derechos de todos sus ciudadanos, incluidos niñas, niños y adolescentes más excluidos y vulnerables, así como el apoyo a sus familias “para que puedan satisfacer los costos elevados que supone su cuidado”.
El Estado Mundial de la Infancia de 2013 “establece un programa para la acción en el futuro”; pero, dada la profundidad del sufrimiento que representa esta discriminación y la manera en que mella sus existencias, las políticas gubernamentales y todo cuanto apunte a proveerles de servicios esenciales como la educación y la atención sanitaria tienen que priorizarse, o las exclusiones continuarían, sobre todo en quienes debemos amar y apoyar por encima de todo, no dejarles de lado.
Estas exclusiones…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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