Demandarán a alcalde francés por apología del crimen

París.- La prefectura del departamento francés de Maine-et-Loire presentará una demanda por apología del crimen contra la humanidad, tras los insultos hacia los gitanos proferidos por el alcalde de la comuna de Cholet, Gilles Bourdouleix.
 
El pasado fin de semana, durante una disputa con los ocupantes de un campamento, Bourdouleix afirmó que «tal vez Hitler no mató a suficientes roms», (como se les conoce aquí a los miembros de esa etnia).
 
«Nada puede justificar que un funcionario electo de la República haga tal referencia a la peor barbarie del siglo XX», dijo el prefecto de Maine-et-Loire, François Burdeyron.
 
El partido Unión de Demócratas e Independientes (UDI), al que pertenece el alcalde de Cholet, examinará el miércoles el caso en un comité ejecutivo.
 
Según adelantó el secretario general de la UDI, Jean-Christophe Lagarde, es muy posible que Bourdouleix sea expulsado de la organización.
 
Representantes de varios partidos franceses repudiaron las frases racistas y xenófobas contra los gitanos pronunciadas por el alcalde y diputado de la Unión de Demócratas e Independientes.
 
«Estas son declaraciones indignas de un funcionario electo de la República», denunció Fabienne Haloui, responsable de la comisión de Derechos y Libertades del Partido Comunista Francés.
 
Mientras, el presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Claude Bartolone, afirmó que «las palabras empleadas por el señor Bourdouleix son abyectas e insostenibles. Le hacen mal a Francia. Son un insulto a nuestra historia y a nuestros valores comunes», dijo.
 
Sin embargo, el caso del alcalde de Cholet no es un hecho aislado.
 
El 7 de julio el jefe de la alcaldía de Niza, Christian Estrosi, calificó a los roms como delincuentes y días después el fundador del ultraderechista Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, dijo que su presencia era «urticante».
 
Los gitanos son la minoría más grande en este continente, con unos 10 millones de integrantes, pero a pesar de ser ciudadanos europeos, sufren discriminación en todos los aspectos de la vida, como en el acceso a la vivienda, el trabajo, la educación y la salud.
 
Durante el régimen nazi esta población fue una de las más perseguidas y se estima que al final de la II Guerra Mundial el número de miembros de la comunidad quedó reducido a menos de la mitad.

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