¿Pero tenemos que buscar siempre algunas palabras incluyentes en la radio? ¿Acaso hay que ajustar cada tema al asunto del género donde participan mujeres y hombres? ¿Ellas deben continuar excluidas por la desidia, la costumbre o simplemente por flojera de quienes tienen el dominio de un micrófono y se niegan a enriquecer el lenguaje que desde siempre, es sexista, patriarcal y excluyente? ¡Ay por Dios!
La perspectiva y lenguaje de género no es una moda, reclama la equidad como el respeto a la diferencia, no son consignas está integrada a la vida donde participan en la educación, madres, padres, maestras, maestros, niñas y niños. No es cacofonía es justicia.
La comodidad lingüística argumenta el valor de los maestros y la destacada maestra entrevistada quedó omitida. Se reproducen estereotipos y queda como una culpa de las madres que no están o llegan tarde y no ayudan en la realización de la tarea escolar.
La prensa impresa y los medios audiovisuales donde el radio ocupa lugar privilegiado, son esa gota de información y de arte porque seducen con todos los recursos de un producto comunicativo y masivo por excelencia. Quiero recordar que cada palabra, silencio o exclamación, se inserta en la memoria social que se identifica con la necesidad, esencialmente humana, que tiene cada persona, de querer verse, de auto-reconocerse con independencia de su procedencia.
Cada medio audiovisual constituye un paradigma de ese testimonio humano y con el avance de las nuevas tecnologías se enriquece la influencia e interacción a través de las redes sociales.
No es cuestión de referirse de manera excluyente o globalizadora a uno u otro sexo, la propuesta se fundamenta en el reflejo de lo que constituye una realidad excepcional de tiempo y espacio, diferencias y homologías en sexos, etnias, razas e identidades de género.
En el libro Un asunto de hombres y de mujeres, Santo Domingo 2007, publiqué que somos protagonistas de los cambios sociales más radicales y así quedamos en el reflejo de cada audiovisual con diversidad de temas y formas. La cuestión está en qué y cómo se dice. No son formas epidémicas solamente sino esencias que determinan la calidad del mensaje trasmitido.Quienes nos consideramos comunicadores y profesionales de ambos sexos, de los medios masivos influimos en conformar opinión pública, sin limitaciones sexistas heredadas, que lastran cualquier valoración histórica.
La mujer debe atender la casa, los hijos y a su esposo; el hombre hace otras cosas. Siempre ha sido así, porque la mujer es mujer y el hombre es hombre y eso nadie puede cambiarlo, dicen las tradiciones con la astucia de mantener viejos conceptos enraizados por más de veinte siglos y por la acción insistente de la ideología patriarcal que se reitera en la educación, la cultura, las religiones, las tradiciones y hasta en los medios masivos, vigente en todo lo producido desde la cultura de masculinidad, porque fueron los hombres inteligentes quienes dictaron la norma del deber ser.
Por eso, en el lenguaje y en la comunicación hay que hacer visible la presencia de las mujeres en todas las acciones de la vida y porque en México, son la mayoría de la población. Ellas luchadoras que aceptaron el reto de las múltiples jornadas participan en la sociedad, luchando y merecen ser reconocidas en las palabras, para conformar otros conceptos y alcanzar nuevas acciones.
Los seres humanos, somos como las dos caras de una misma moneda, con identidades y diferencias hombre y mujer, con puntos de vistas complementarios, enriquecedores y equitativos. ¡Ay por Dios!.
*Maestra en Ciencias de la Comunicación
Con equidad de género: ¡Ay de mí!
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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