Al igual que otras partes del cuerpo, la vagina experimenta cambios con el paso del tiempo, que especialmente luego de la menopausia, pueden provocar molestias y problemas a la hora de disfrutar del sexo. Aquí te contamos qué es y cómo se trata la atrofia vaginal.
Cuando tenía poco más de 20, María de las Nieves solía bromear con sus amigas diciendo que si no tenía relaciones sexuales se le atrofiaría la vagina. Pero lo decía jugando, sin saber que esa posibilidad en verdad existía. Ahora que ha llegado a los 60 y hace tiempo ha entrado en la menopausia, no se anima a hablar del tema con nadie, ni siquiera con su marido, pues evita tener sexo ya que siente molestias y dolor al hacerlo.
Como María de las Nieves, muchas mujeres consideran que esto es lo que hace el paso de los años en la sexualidad femenina. Pero cuidado: si bien es cierto que el cuerpo y la vagina cambian con el tiempo, no es verdad que debas perder el placer y el deseo sexual.
Con la menopausia, que la mayoría de las mujeres experimenta alrededor de los 50 años, los ovarios dejan de producir las hormonas femeninas (estrógeno y progesterona). A medida que esos niveles hormonales bajan, suceden otros cambios en el sistema reproductivo. Por ejemplo, las paredes de la vagina se adelgazan, se vuelven más secas y menos elásticas, y se pueden irritar.
Además, la mucosa vaginal se vuelve más fina y más seca y se producen cambios en el equilibrio de la flora y en el pH (el grado de acidez), que pueden facilitar el desarrollo de infecciones vaginales y de la orina.
Esto es lo que se conoce como atrofia vaginal o vaginitis atrófica, causada particularmente por la disminución de los niveles de estrógenos, que son muy importantes para mantener los tejidos de la vagina lubricados y saludables.
