Uno de los propósitos más nobles que reconocerá la historia política y social de la República Dominicana al paso de los años, es este que desarrolla el Despacho de la Primera Dama de la República, Cándida Montilla de Medina, por modificar comportamientos y hábitos a nivel conductual en niños, niñas y adolescentes que viven con discapacidad o condiciones especiales.
Al primer año de gobierno del presidente Danilo Medina habrá que sumar este esfuerzo humano por lograr que en los hogares dominicanos no se escondan ni se excluyan a quienes hayan nacido con tales características, ya sean físicas, mentales o ambas.
Crear los centros de Atención Integral para la Discapacidad (CAID), es uno de esos pasos concluyentes, que no solo ayudan a saldar como país esa deuda social con seres discapacitados, si no que les ofrece, además, un desarrollo humano que implica: no pena, no lástima, a través de programas de rehabilitación temprana, terapias de grupo, de familias, dirigidos a apoyar a sus progenitores, entre muchas otras acciones y tratamientos.
En coordinación con otras instituciones estatales, el Despacho entrega herramientas a esos menores, tal y como explica Martha Rodríguez, directora técnica de dicha entidad, quien labora junto a Cándida Montilla desde hace unos diez años en estas direcciones, y quien repite siempre que “podemos dar poco de todo por mejorar la vida de esos pequeños que incluidos, tendrán un yo posible”. Es una impronta que la primera dama va sellando junto a su equipo, que reitera en su integridad ese “si puedo, no me tengas pena”, frente a los rostros de quienes han nacido con autismo, síndrome de Down, u otras carencias como no poder escuchar el canto de las aves o ver las manos que le acarician…a todos y todas que, sin duda alguna, merecen sus más humanos derechos.
“¡Si puedo, no me tengas pena!”
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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