Por primera vez, una investigación ha medido la respuesta del cerebro ante imágenes sexuales en personas que habían declarado tener problemas de hipersexualidad. A diferencia de lo que muchos esperaban, el resultado demuestra que la adicción al sexo no es una enfermedad sino que está asociada a un alto nivel de deseo.
El tener deseos sexuales varias veces al día no es un problema. Es totalmente normal experimentarlos y es común que en algunas épocas ese deseo aumente más de lo habitual. Pero si tú o un ser querido pierden el control cuando no logran satisfacer ese deseo, o si el pensar en el sexo afecta su vida diaria, el trabajo, las relaciones y hasta su salud, entonces si representa un problema. Es lo que muchos llaman una “adicción al sexo”, hipersexualidad o ninfomanía.
El por qué se produce esta adicción o si es similar a otras adicciones como a las drogas, por ejemplo, todavía es motivo de estudio. Y una forma de diferenciar si se trata de un problema médico o sólo de un deseo sexual elevado podría determinarse midiendo la respuesta del cerebro a los estímulos que generan imágenes de contenido sexual en las personas que reconocen que tienen problemas sexuales.
Por primera vez, unos investigadores del Instituto Semel de Neurociencias y Comportamiento Humano de la Universidad de California en Los ángeles (UCLA), Estados Unidos, han logrado medir el comportamiento del cerebro en las personas hipersexuales, o sea, las que tienen dificultad para controlarse cuando ven imágenes sexuales. Ellos han determinado que la respuesta del cerebro en esos casos no se relacionaba con la severidad de su hipersexualidad.
Según los investigadores, si hubiera adicción al sexo, la respuesta del cerebro a los estímulos sexuales visuales debería ser mucho mayor, similar a la que experimentan los cerebros de las personas adictas a la cocaína al ver a las imágenes de la droga, tal como se ha demostrado en varios estudios.
