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Las sanguijuelas vuelven a la carga en la medicina

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Hace 200 años, Gales reclamó ser la capital de la sanguijuela en Europa y ahora está de vuelta en el mapa por motivos similares.
 
En la cúspide de la revolución industrial británica, durante la llamara Era Victoriana, se utilizaron 42 millones de sanguijuelas para desangres médicos.
 
Era un mercado valorado en unos US$1,5 millones al año, muchísimo a los precios del siglo XIX, y un cuarto de esas ganancias se obtenían en Gales.
 
La práctica se diluyó a principios del siglo pasado, debido a que las sanguijuelas estuvieron a punto de extinguirse y los beneficios de que se usaran para fines médicos fueran cuestionados.
 
Pero ahora la cría de estos animales invertebrados ha regresado en esta región de Reino Unido.
 
Puede que esté muy lejos de los 42 millones de antaño, pero las 60.000 sanguijuelas que ofrece al año a hospitales de toda Europa hacen de Biopharm Leech, en la ciudad de Swansea, el mayor proveedor de este rubro medicinal en Reino Unido.
 
La suerte de tener una sanguijuela
 
Carl Peters-Bond está a cargo de criar todas las sanguijuelas de la empresa, desde que es un capullo hasta que llega al sector de urgencias.
 
«El principal motivo por el que decayó esta práctica se debe a que, tras 4.000 años, las personas finalmente cayeron en la cuenta de que los desangres sencillamente no funcionaban».
 
«Durante miles de años los médicos creían en la teoría de los cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y negra. La hipótesis era que al drenar parte de la sangre de alguna manera se podía restaurar el balance del cuerpo y curar virtualmente cualquier enfermedad», explica.
Y por increíble que parezca hoy, si eras uno de los que dejaba que una sanguijuela succionara tu sangre, eras un afortunado. A aquellos que no podían costearse los servicios de una granja de sanguijuelas les hacían un corte longitudinal en la vena.
 
En 2013, el uso de esta especie es mucho más especializado, sin mencionar su efectividad.
 
«Durante buena parte del siglo pasado, las sanguijuelas estuvieron asociadas con una medicina de matasanos, lo que es realmente injusto, porque son una cositas realmente fascinantes», afirma Peters-Bond.
 
«Tienen más de 300 dientes diminutos en tres juegos de mandíbulas que se adhieren a su huesped. Y para mantener el flujo de la sangre, introducen un poderoso anticoagulante».
 
Microcirugía
 
Esto, precisamente, es lo que los hace que las sanguijuelas sean perfectas para la microcirugía, particularmente cuando se reinjertan dedos de la mano y del pie.
 
«Cuando hay una lesión, mientras la sangre fluye por las arterias grandes, con frecuencia las venas pequeñas, que deberían retirar la sangre, están dañadas, lo que hace que la sangre se estanque y eventualmente muera el tejido. Así que mientras las venas se están reparando, los cirujanos pueden usar una sanguijuela para que drene hasta 50 mililitros».
 
La razón por la que Gales ha sido una potencia de las sanguijuelas se debe a su geografía. Las marismas ofrecen un hábitat ideal para ellas.
Tradicionalmente las mujeres estaban a cargo, ellas se subían las faldas y se metían en charcos para permitir que las sangujielas se pegaran a sus piernas durante el tiempo que tomaba llevarlas a un boticario o a un distribuidor especializado.
 
Pero mientras estas mujeres tenían suerte de ganar el equivalente a 1,5 céntimos de dólar por sanguijuela, los médicos cobraban seis veces más por su uso en pacientes.
 
«Realmente las sanguijuelas eran un producto médico de alto estatus», aclara Peters-Bond. «Tenerlo era una aspiración, puesto que aquellos que no se lo podían costear debían alquilarlas del médico local o el farmacéutico».
 
«Por suerte para mí, hoy en día todas nuestras sanguijuelas son criadas en laboratorios. Así que nunca me toca remangarme los pantalones y meterme en el barro. Y mientras tradicionalmente se trasportaban en el cuerpo de caballos viejos, gracias a la refrigeración moderna todas nuestras sanguijuelas pueden viajar en un camión».
 
«Porque una sanguijuela mantenida a una temperatura de 4º C sólo necesita ser alimentada cada cinco años».

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