La patria no es un pedazo de tierra, la patria no es un trapo de bandera, la patria no es un escudo con polvo ni un himno desentonado, la patria es un sentimiento de hermandad por los valores del prójimo que comparte contigo un espacio, una identidad y los mismos propósitos de grandeza espiritual.
No se puede usar el patriotismo para encubrir complejos de piel que el espejo no logra resolver. Como expresó un escritor francés, si tengo que decidir entre algo que perjudique a los franceses y otra que beneficie a la humanidad, me decido por lo último, porque antes de ser francés yo soy humano.
Yo por igual, me conmuevo más por la miseria de los humanos haitianos que por la riqueza de los nacionales patriotas dominicanos que solo ven la patria en la puerta del Conde que figura en el fondo de sus papeletas. Quienes tienen hundido a este tú y mi país no son los haitianos pobres que emigran buscando el pan, son quienes dicen ser los discípulos de Duarte pero quiebran las arcas del Estado con sus indelicadezas fiscales. Los nacionalistas solo ven y sufren a los haitianos, porque son prietos y pobres por desventura.
El nacionalismo racista es una aberración del sentimiento humano, la mente que rechaza a un ser humano por su color evidencia una incalificable pobreza espiritual. El racismo visto en su desnudez, sin color, es una ruina del afecto por los demás, una podredumbre de la conciencia que con toda la mezquindad muestra un alma enlodada de prejuicios.
El racista con desfacha-tez, está dispuesto a odiar a su prójimo, al semejante pero de diferente color. El que ensucia su espíritu con sentimiento racista degrada su propio rasgo humano, se coloca por debajo de los seres irracionales, en una escala inferior a los animales, pues estos no discriminan a sus semejantes, a los de su clase.
Es una pena decirlo, pero el rechazo de un ser a otro por el color de la piel, solo existe en el reino de los animales racionales, entre los que tienen el poderoso bien de la inteligencia que razona. Sin embargo, no hay racismo entre animales irracionales.
Eso de Manuel no es patriotismo. El racismo es un terreno infecundo, estéril. O una especie de un pozo seco del que no gotea nada porque el corazón de lo humano ha cerrado su fuente. Rechazar el matiz de la piel es un rechazo de la propia piel, porque de hecho no es tuya, te la dieron al nacer, no la escogiste, es una donación del Creador por intermedio de tus padres. El racismo desde la perspectiva religiosa es un pecado, un delito de conciencia, únicamente curable con el arrepentimiento y la penitencia.
