La explotación de los recursos naturales, se ha convertido en un elemento controversial que preocupa a diferentes sectores de la sociedad, como consecuencia de la presencia de cláusulas que aparecen en los contratos firmados entre empresas privadas y el Estado Dominicano que resultan lesivos a los intereses de la nación.
Las inobservancias de los gobiernos, la permisividad exagerada de legisladores y la complicidad de funcionarios de las instancias pertinentes, son responsables directos de que hayan sido concedidas licencias y aprobadas iniciativas para la ejecución de proyectos que buscan la explotación de nuestras riquezas naturales, de lo que son ejemplos tangibles la instalación de una cementera en Gonzalo, la explotación del oro de Pueblo Viejo y la extracción de níquel en Loma de Miranda.
En estos acuerdos suscritos aparecen las mas variadas formas de indelicadezas, en una gama de hechos que van desde violación de las Herramientas de Gestión Ambiental, propuestas sin nivel técnico y científico como lo exige la ley 64-00, hasta violación de la Constitución de la República y otras leyes adjetivas.
La naturaleza divina ha provisto a la República Dominicana de atributos y privilegios de apreciable valor histórico y cultural, y una riqueza natural de un extraordinario valor económico, pocas veces vistos en otros países.
Porque en tan solo 48,400 KM2, es común encontrar en el suelo y subsuelo las más diversas formas y variedad de recursos, que incluyen una Diversidad Biológica con una flora conformada por especies endémicas y una fauna donde aparecen animales únicos del país. Suelos considerados como de los mejores del planeta. Un sistema hidrográfico que es el más importante de la región de El Caribe, constituído por más de 1,200 ríos y arroyos, muchos de ellos muy caudalosos. Condiciones atmosféricas muy especiales, que hacen que dentro de esta pequeña geografía estén representados los más diversos tipos de climas: tropical, subtropical, desértico, templado y semitemplado. Y además un ser humano adornado de valores y condiciones éticas y morales al igual que cualquier país extranjero.
Sin embargo, debido a la falta de aplicación de políticas destinadas a proteger estos recursos, mucho de los mismos se encuentran en un proceso de degradación que lo hacen inutilizables para un uso y aprovechamiento sostenible. Gran parte de los suelos están perdiendo su productividad debido al fenómeno de erosión. Así mismo las aguas de los ríos están contaminadas por aguas servidas. La deforestación está causando la destrucción de nuestros bosques. Muchas especies vegetales y animales están siendo eliminadas y el aire en nuestras ciudades está siendo contaminado por la emisión de gases tóxicos que producen las industrias, las plantas eléctricas y los automóviles.
Cuando se hace un estudio y análisis de la condición y naturaleza mineral del país, resulta interesante la presencia de rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias constituidas por diferentes tipos de minerales como cuarzo, feldespato, biotitas, calcita, pirita, calcopirita, entre otros.
Pero además de estos existen otros de gran valor económico y comercial como bauxita, arena, gravas, larimar, ámbar, yeso, sal, níquel, oro, plata, cobre, petróleo y otros que en el transcurso de los años serán del conocimiento de la población.
La República Dominicana es un país inmensamente rico que ha sido históricamente administrado y dirigido por gobiernos y funcionarios muchos de ellos deshonestos, falto de sentimiento patriótico y la existencia de un sector privado que no ha asumido su rol protagónico, para conjuntamente con el sector oficial, impulsar el desarrollo sostenible del país, para así acabar con la pobreza, la precaria salud de la población, una educación deficitaria, la delincuencia, la corrupción y la inseguridad ciudadana.
El informe del PNUD puesto en circulación recientemente, es revelador de la dramática situación por la cual atraviesa hoy el país, donde pone en evidencia con cifras claras y precisas la situación de pobreza, miseria y penuria de cada una de las provincias.
Un país dotado de tantas riquezas, alto índice de pobreza, carencias institucionales y una elevada deuda externa, no tiene otro camino que aferrarse sólidamente a sus recursos naturales para hacer frente a las necesidades y demandas de sus conciudadanos.
Esto podrá ser posible con un acuerdo nacional, en el cual estén representados los más diversos sectores de la sociedad. Un acuerdo que respete las responsabilidades de las partes interesadas, la observancia del mismo y la defensa del patrimonio nacional.
Al igual que otros pactos que han sido presentados a la Nación, es preciso que en República Dominicana se firme un pacto medioambiental enfocado a propiciar un racional uso y aprovechamiento de los recursos naturales y la protección del medio ambiente, y que al mismo tiempo que se le dé al inversionista seguridad de su inversión, este último sea compromisario en el sentido de que ese proceso de explotación no habrá de producir impactos negativos en los suelos, la flora, la fauna, el agua y el aire, ni lesionar los intereses económicos del país.
En consecuencia, se hace imprescindible, que las instituciones que tienen que ver con el tema se aboquen a dar cumplimientos a los mandatos de la constitución, las leyes que le dieron origen y las competencias de las mismas dentro de un marco técnico, científico y ético, a fin de que las propuestas presentadas al organismo rector, sean evaluadas basado en normas ambientales y los Instrumentos de Gestión Ambiental como son el Estudio de Impacto Ambiental, la Declaración de Impacto Ambiental y el Dictamen Ambiental, establecidos en el Artículo No. 16 de la Ley 6400 sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Dr. Ing. Juan Antonio González
gonzalezacostajuan@yahoo.com
