La Mayo Clinic nos habla sobre lo que se conoce y desconoce sobre la sensibilidad al trigo o al gluten
Es fundamental para la salud de quienes padecen la enfermedad celíaca o alergia al trigo evitar el trigo y el gluten, que es una proteína del trigo. El gluten daña el revestimiento interior del intestino delgado e interfiere con la absorción de los nutrientes. La enfermedad celíaca puede conducir a anemia, osteoporosis, convulsiones, linfoma o cáncer del intestino delgado.
Algunas personas que presentan los síntomas molestos del síndrome del colon irritable, entre ellos, flatulencia, distensión abdominal, estreñimiento, diarrea y molestias abdominales, no padecen la enfermedad celíaca ni de ninguna alergia al trigo. No obstante, es posible que sus síntomas mejoren cuando evitan consumir trigo y gluten.
Los médicos se muestran reacios a aplicar un nombre definitivo a la sensibilidad al trigo porque se desconoce la causa exacta de los síntomas. Los síntomas de sensibilidad al trigo también pueden incluir dolor de cabeza, ronchas, “bruma mental” y cansancio. El gluten suele ser el culpable de la sensibilidad al trigo, aunque se cree que posiblemente existe algún tipo de reacción inmunitaria y que otras proteínas o los azúcares del trigo son los que ocasionan los síntomas.
Hasta el momento, no existe ningún análisis para examinar la sensibilidad al trigo, aparte de eliminar el trigo y el gluten de la alimentación para luego reincorporarlos y observar si reaparecen los síntomas. La enfermedad celíaca puede diagnosticarse con exámenes de sangre y una biopsia del intestino delgado.
La dieta sin gluten no es nociva para quien no padece la enfermedad celíaca, siempre y cuando se mantenga una alimentación balanceada. A veces, el cambio a una dieta sin gluten disminuye la ingesta de fibra y eso puede provocar estreñimiento, distensión abdominal y flatulencia. Lo positivo del asunto es que alimentarse sin gluten, generalmente, significa consumir menos alimentos procesados e ingerir más frutas y verduras frescas.