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“Debe tratarse como alarma que alguien desee suicidarse”

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La cantidad de casos de suicidios registrados en los últimos meses ha creado gran preocupación en la sociedad dominicana y en los profesionales de la conducta humana, debido a que en su mayoría son adolescentes  y adultos jóvenes quienes  cometen  este crimen.
 
De acuerdo al ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, en el primer semestre de este año 2013, la tasa de suicidios en el República Dominicana ha registrado un incremento alarmante con una  cifra récord de 298 casos.
 
Muchas de las víctimas han utilizado las redes sociales para expresar sus intenciones de quitarse la vida y salir de esa forma de las dificultades que les impiden vivir en armonía.
 
Ante esta problemática,  este multimedios DominicanosHoy.com  realizó un trabajo titulado Sadismo y suicidios: ¿Moda en redes sociales?, puesto   que  las formas en que sucumbían y el corto tiempo  de cada suceso presenta una tendencia peligrosa.
 
No obstante, el psicólogo clínico Jorge  Morillo,  explica que el hecho de que los suicidas escriban en Facebook o en WhatsApp sus deseos de acabar con su vida no es nada novedoso, ya que es la misma nota que se hacía antes con papel y lápiz, pero ahora lo hacen a través de la  tecnología por ser el medio más usado de estos tiempos.
 
“Hay que tener claro que las redes sociales son una forma de desahogo. Actualmente, las personas tienen una vida virtual y otra real. Además, todo el que se va a matar lo avisa antes  o deja una nota explicando la razón por la cual  tomó tan terrible decisión: esa una característica de los suicidas”, aclara Morillo.
 
El especialista, quien ofrece consultas en el Instituto Dominicano para el Estudio de la Salud Integral y la Psicología Aplicada (Idesip),  precisa que los suicidios tienen sus temáticas, ya  que no todos lo  hacen por el mismo motivo y de igual forma.   Por lo tanto, el que se tira del puente, se pega un tiro, o en su manera de morir lo hace infringiéndose dolor, es porque siente culpa por algo y ante ese sentimiento decide inmolarse.
 
Asimismo, la persona que se ahorca es porque ha perdido la figura, el poder o el símbolo que le daba seguridad. Mientras que el que se envenena es porque sufre problemas de amor, ya sea de pareja o familiar.
 
“Si tomamos en cuenta que la comida es la primera muestra de amor que recibe un ser humano al nacer, también cuando salimos con nuestras amistades o visitamos a un familiar lo primero que nos dicen es qué te brindo o qué comeremos.  De igual forma cuando nos enojamos con la pareja o la familia se nos va el apetito y dejamos de comer. De esta forma el que se envenena  está diciendo: tu amor me ha provocado la muerte”, indica.
 
El también catedrático universitario advierte que debe prestársele mucha atención a  quienes han intentado matarse   o  expresan deseos de hacerlo, ya que pueden cumplirlo. “Nosotros los tratamos  con la misma urgencia, tanto al que lo intentó y falló como el que  siempre amenaza”, resalta Morillo.
 
En ese sentido, la psiquiatra Alexandra  Hichez Lachapelle comenta que debe ser una señal de alarma para cualquier individuo escuchar a una persona cercana decir que  no siente ganas de seguir viviendo, o que quiere dormirse para siempre, pues está exponiendo implícitamente su intención de suicidarse.
 
Carencias
 
Tanto  Jorge Morillo como Hichez Lachapelle   consideran que  la educación es lo que tanta falta  hace en la población,  debido a que  mientras más bajo es el nivel escolar, menores son  las opciones para resolver problemas personales.
 
“Cuando hay un nivel educativo alto, reciben mayor gratificación  y la capacidad para  solucionar conflictos se incrementa; además, el estatus no le  permite cometer acciones que denigren su  persona o prestigio”.
 
Ambos profesiones perciben  que quien tiene mayor conocimiento prefiere buscar ayuda profesional para resolver sus conflictos, mientras que  quien carece de esa ventaja cree que no hay solución y prefiere acabar con su existencia.
 
Abogan, a su vez,  por mayor cobertura en las unidades de salud mental para atender y dar seguimiento a los pacientes que llegan, tras haber fallado en su meta de suicidarse.
 
«En el país hay 300 psiquiatras y muchísimos psicólogos que estamos dispuestos a trabajar, pero necesitamos las facilidades y herramientas del Ministerio de Salud Pública para realizar una mejor labor y de esta forma frenar el auge que ha tenido este mal social», afirma Hichez Lachapelle.
 
Pese al elevado porcentaje de suicidios en República Dominicana, los profesionales  del comportamiento confían en que esta situación cambie pronto  con más educación y atención sanitaria de seguimiento.
 
 

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