Las muertes con armas de fuego de centenares de personas en el país han alarmado la opinión pública, más aun.
Hubo momentos en que los medios hablaban de la manera en que estos artefactos ilegales llegaban hasta en tanques de comida al territorio nacional y se conoció entonces que la Pastoral Juvenil y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos presentaron por ante el Congreso Nacional un anteproyecto, en el cual clamaban por el desarme de la sociedad civil, de manera que la población “entregara su arma de forma voluntaria y que el Estado lo indemnizara…”.
En República Dominicana impera la necesidad de controlar las manos sobre los gatillos de quienes poseen pistolas, revólveres, escopetas y hasta fusiles de manera ilegal, pues según se ha conocido, el armamentismo y sus efectos en la violencia han producido el 42 por ciento de las muertes registradas en el país.
Especialistas afirman la existencia de más de 750 mil armas de fuego en manos de civiles y militares, lo cual resulta verdaderamente alarmante en la seguridad pública. El politólogo Daniel Pou, por ejemplo, ha dicho que: “La mayoría de las personas no sabe que al portar un arma su papel de víctima se potencializa en un 14 por ciento».
Hablamos de contrabando y proliferación de dichas armas y de un problema que trasciende e implica a todos y todas. Urgen medidas capaces de controlar el tráfico ilícito y lograr algún día no lejano que se reduzca esa violencia que constituye uno de los más grandes problemas de Latinoamérica y de la nación dominicana, sin duda alguna.
Portar armas de fuego
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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