Gen del estrés, “llave maestra” y metástasis del cáncer

La activación del gen conocido como ATF3 en las células del sistema inmunológico podría ser el eslabón entre el estrés y la difusión del cáncer desde el tumor de origen a otras partes del cuerpo.  Además de confirmar la estrecha relación entre el estrés y el cáncer, es un avance enorme en el entendimiento del desarrollo de la enfermedad y su forma más letal, la metástasis.
 
Como en muchas películas de misterio, el “malo” comete sus fechorías con ayuda interna.  Un equipo de investigadores del Ohio State University Comprehensive Cancer Center ha realizado un descubrimiento inesperado, detectando al “cómplice” dentro de nuestro organismo: la activación de un gen del estrés, llamado ATF3, en las células del sistema inmunológico parece que ayuda al cáncer (específicamente, al de mama) a trasladarse a otros órganos y partes del cuerpo (que es lo que se conoce como metástasis).
 
Que el estrés se considera un factor de riesgo para el desarrollo del cáncer no es nada nuevo.  Pero además, los investigadores ya sabían que el ATF3 se activa o se expresa en respuesta a situaciones de estrés en todos los tipos de células.
En condiciones típicas, la activación del ATF3 puede causar que las células benignas (o normales) se “suiciden” o mueran si ellas mismas determinan que los desencadenantes del estrés (los factores como falta de oxígeno o radiación, por ejemplo), han dañado a las células de forma irreparable.
 
Pero esta nueva investigación va un paso más allá al sugerir que las células cancerosas de alguna manera convencen o inducen a las células del sistema inmunológico que llegan a combatir el tumor a que expresen el gen ATF3.  Aunque todavía no se sabe exactamente cómo, el ATF3 provoca que las células del sistema inmune actúen de forma errática, lo que les da a las células cancerosas una ruta de escape desde el tumor de origen a otras áreas del cuerpo.
 
Según Tsonwin Hai, profesora de bioquímica celular y molecular en Ohio State University y autora principal del estudio, “si el propio cuerpo no ayuda a las células del cáncer, éstas no se pueden diseminar (expandir) muy lejos. Así que de hecho, el resto de las células del cuerpo colaboran con el cáncer a diseminarse y a instalarse en sitios distantes del tumor original.  Y el factor común en este proceso es el estrés”, explica.

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