Burocracia estatal arriesga escolares

El estado deplorable en el que se encuentra el centro educativo Barrio Blanco, ubicado en el sector del mismo nombre, en San Pedro de Macorís, próximo al río Higuamo, mantiene preocupados a profesores y estudiantes, debido al peligro inminente que cada día les acecha, por la paralización en la reconstrucción del plantel.
 
El recinto escolar cuenta con 9 aulas, donde se imparte docencia de primero a 8vo grado en las tandas vespertina y matutina.  Cinco de estos salones están construidos de madera en un estrecho pasillo, techados de zinc,  con un piso de cemento rústico y sin paredes por los lados, lo que facilita la salida y entrada de los estudiantes, impidiendo, a su vez,  la tranquilidad necesaria para dar y recibir el pan de la enseñanza.
 
Con una matrícula de 600 estudiantes en ambas tandas, los maestros hacen magia para que los alumnos no pierdan el año escolar y a pesar de los inconvenientes continúen con sus planes de estudios.
 
En ese sentido, la subdirectora del centro educativo Barrio Blanco, Mercedes  Miracle, comentó que con el sofocante calor  que hace en el país es imposible que los estudiantes mantengan la calma en un espacio tan estrecho, con un techo de zinc y sin abanicos para combatir la alta temperatura.
 
Además, las condiciones en que los profesores imparten docencia son deprimentes, ya que no tienen escritorio,  sillas adecuadas y ningún tipo de comodidad.
 
“Aquí tenemos una maestra embarazada, con los pies hinchados,  que nos preocupa, ya que no posee  un asiento cómodo, ni facilidades para moverse dentro del salón, pues el  poco  espacio no se lo permite”, explicó Miracle.
 
Asimismo, la educadora  resaltó que  no tienen  oficinas para la dirección,   archivos,  ni para guardar la merienda de los aprendices, por lo que utilizan un cuartucho para  esas funciones.
 
No obstante,  para  resolver este problema el gobierno autorizó la reconstrucción de cuatro aulas, y  después de realizar estudios de suelo, acordaron derribarlas, para levantarlas de nuevo con una estructura apta de tres niveles, todo lo cual lleva un año paralizado.
 
Compás de espera
Como consecuencia del deterioro de la escuela Barrio Blanco, el ministro de Educación  Carlos Amarante Baret  visitó el plantel para conocer de cerca la situación y se comprometió a terminar cuanto antes la edificación, pero la burocracia estatal  ha retrasado esos procedimientos y  el dinero no ha sido entregado al encargado de la obra.
 
En ese tenor, el ingeniero  Pablo Rodríguez, responsable de la construcción,    precisó que la tardanza no es  culpa suya, sino que sin recursos económicos  necesarios no puede avanzar.
 
“Cuando el ministro estuvo aquí, autorizó un segundo pago por tres millones de pesos, pero  todavía no  ha llegado porque debe pasar por contraloría”, explica Rodríguez y añade que estos papeleos burocráticos son los que demoran la ejecución de la escuela. El presupuesto para finalizar  las nuevas aulas es de RD$ 16 millones.
Ante esta situación, la subdirectora  Mercedes  Miracle  hizo un llamado  al ministro de Educación, para que deposite de inmediato la cubicación necesaria, ya que el   exasperante  calor, la falta de baño, la inseguridad, así como la depresión por laborar en un lugar infrahumano hará que en vez de un año escolar exitoso, lo que obtengan sean  cadáveres de profesores y estudiantes, apunta la pedagoga.
 
 
“Damos un plazo de dos meses y si hasta diciembre  no está terminada, los docentes y el estudiantado saldrán a la calle a realizar jornadas de huelgas hasta que el problema sea resuelto, ya que es la única alternativa que tenemos”, sentenció  la educadora.
 
 

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