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David Ortiz vuelve a demostrar que es grande

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Boston.- Esa es la magia de la postemporada de Grandes Ligas. Luego de una brillante actuación monticular de su lanzador abridor y una sobresaliente de su relevo, los Detroit Tigers parecían destinados a repetir la dosis ante su peligroso y favorito rival, los Boston Red Sox, con una soberbia actuación del virtual ganador del premio Cy Young Max Scherzer.
 
Pero sucedió lo que todo el mundo esperaba, hizo implosión la mejor ofensiva del béisbol con un racimo de cuatro vueltas en la octava entrada y otra en la novena para dejar en el terreno de juego a los Tigers y lograr un triunfo 6-5 con un sencillo productor del receptor Jarrod Saltalamacchia.
 
David “Papi” Ortiz, el mejor bateador designado de la historia en serie regular y en postemporada, como los héroes de las epopeyas griegas, volvió a sacar su bate y con un cuadrangular con las bases llenas en la octava entrada, empato las acciones 5-5 para darle vida y esperanzas a sus Red Sox, a sus barbudos.
 
“¿Que puedo decir? Estoy emocionado por lo ocurrido”, dijo Ortiz. “Nunca perdimos la esperanza de regresar en el partido. Los muchachos hicieron lo posible por mantener el inning vivo y darme la oportunidad de llegar a la caja de bateo. Fue un buen lanzamiento y fui agresivo. Gracias a Dios hice buen contacto y ya sabes el resultado”, continuó diciendo el héroe del partido.
 
Un partido lleno de emociones, al menos después del quinto episodio, cuando Boston por fin anotó en la sexta entrada su primera vuelta de esta serie después de 14 entradas de puro suplicio.
 
“Es postemporada de béisbol”, dijo el dirigente de Detroit, Jim Leyland sobre este segundo juego. “Se ve como si tuviéramos las cosas en una mano y la dejamos escapar con la otra, no hay dudas sobre eso. Pero han sido dos grandes partidos”, expreso el piloto de los felinos.
 
Y es que todo iba por el librito para los Tigers, explotaron con cinco vueltas al derecho bostoniano Clay Bushholz y tuvieron una salida magistral del derecho Scherzer, quien incluso se dio el lujo de no permitir ni hits ni carreras hasta la sexta entrada.
 
El serpentinero dibujó en la zona de strike, como Miguel Ángel con el pincel en un lienzo, demostrando que también está preparado para estas instancias. Tuvo 13 ponches en sus siete entradas de labor, con los que el pitcheo abridor de Detroit logró por tercer partido seguido sobrepasa la decena de abanicados, incluyendo los 10 de Justin Verlander ante Oakland Atletics el jueves y los 12 de Aníbal Sánchez el sábado.
 
“Mirando la salida que él tuvo aquí -el 3 de septiembre y a quien vencieron-, decidimos ajustamos en base a como él comanda la pelota, particularmente en el conteo temprano”, dijo el dirigente de Boston, John Farrell, sobre la estrategia a seguir, y que no funcionó, contra Scherzer. “Tuvimos la tendencia de hacerle swing temprano en el conteo”.
 
Como Don Quijote de la Mancha tuvo la ayuda de Sancho Panza, Scherzer tuvo como escudero al receptor Alex Ávila, quien aportó tres empujadas, incluidas dos en el maratónico sexto episodio con un potente cuadrangular ante Bushholz.
 
Pero Ortiz no quería que la hidalga historia terminara a favor de los visitantes. No de esa manera.
 
El temible bateador dominicano fue notablemente dominado en el primer cotejo en cuatro turnos, y en dos de sus primeros tres turnos en este –negoció boleto en su segundo- por Scherlzer, pero no perdonó la osadía de su compatriota Al Alburquerque de ponerle en bandeja de plata un lanzamiento de los que él sabe batear, y mandó el esferoide a 387 pies por encima del jardín derecho con las bases llenas.
 
Un descuido total de Alburquerque, quien entró en sustitución de Drew Smyly en ese fatídico episodio. Al relevista quisqueyano tal parece que se le olvidó que Ortiz, tenía un promedio de por vida en playoffs de .284 con 14 vuelacercas y 50 empujadas. Ahora Big Papi suma 15 bambinazos, incluyendo 3 en la postemporada 2013, y 54 producidas.
 
Mucho había durado el popular jugador patirrojo para volver a hacer de las suyas, pero esta vez lo hizo en el momento en que su equipo más lo necesitaba, y el respondió con clase y altura, y con lo que sabe hacer, batear.
 
Con sus cuatro empujadas de la jornada, Ortiz además empata su segunda mejor marca en una Serie de Campeonato de liga con seis, luego de hacerlo en 2003 antes los Yankees. Su mejor record es de 11 en 2004, en aquella histórica serie precisamente ante los Bombarderos de El Bronx.
 
Lo cierto es que Boston da un respiro bien profundo y empareja una serie que de antemano se presumía sería así, pitcheo contra bateo. Ahora tomaran el avión con otra mentalidad, sin pensar que tienen que enfrentar a Justin Verlander (2-0) en el tercer encuentro con la serie totalmente en desventaja.
 
Ahora es que comienza lo bueno.

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