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Reseña del primer día XII Conferencia Regional sobre Mujer

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Fue sin duda simbólico y representativo que el Presidente de República Dominicana, Danilo Medina, encabezara la ceremonia de inauguración de la XII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe de la CEPAL, este 15 de octubre, que sesionará en esta capital hasta el próximo viernes 18, cuyo tema principal es el empoderamiento de las mujeres y las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).
 
Convocada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “para avanzar en la agenda de igualdad de género en la región”, Medina señaló que “las mujeres dominicanas, enfrentan múltiples retos interconectados y en la base de ellos se encuentra la misma cuestión: la falta de independencia económica, que se agrava con la falta de independencia física y política”.
 
El mandatario reafirmó que la posición de su gobierno de “tolerancia cero” frente a la violencia contra la mujer y la violación de sus derechos fundamentales.
 
Por su parte Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL destacó que la Conferencia Regional sobre la Mujer se ha constituido en el foro político sobre la igualdad de la mujer más importante de América Latina y Caribe”.
También intervinieron en la sesión de apertura Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora ejecutiva de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU- Mujeres); Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud,ç; Eleonora Menicucci, ministra de la Secretaría de Políticas para las Mujeres de Brasil, y Alejandrina Germán, ministra de la Mujer en República Dominicana.
 
Bárcena insistió en que “se han generado, intercambiado y fortalecido propuestas de políticas públicas que hoy se están llevando a cabo en muchos países para enfrentar el triple desafío de lograr la autonomía de las mujeres en sus dimensiones económica, política y física”.
 
Añadió que “la igualdad de las mujeres es el otro nombre de la dignidad y la democracia. No se trata de incluir a las mujeres en un modelo que las subordina, hay que cambiar los paradigmas de poder”, aseveró y añadió que “solo será posible la autonomía económica de las mujeres en la medida de que se asegure la redistribución del trabajo total, el remunerado y el no remunerado. Se trata de garantizar políticas para que las mujeres realmente se apropien de los beneficios de las nuevas tecnologías, especialmente de la información”.
 
Por su parte, Phumzile Mlambo-Ngcuka, redundó en lo indispensable del acceso a las TIC de las mujeres, ya que estas estimulan el ingreso, la independencia y la autoestima. “La vicepresidenta de República Dominicana me dijo que ella cree que el ‘nuevo Bill Gates’ vendrá de su país y será una mujer, y yo estoy de acuerdo”, enfatizó la directora de ONU Mujeres, al resaltar el rol de la región en el debate sobre el papel de las TIC en la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
 
En tanto que Carissa Etienne exhortó a los participantes en la Conferencia “a alzar sus voces en nombre de todas las personas que no tienen voz en sus países y a promover el compromiso político y las alianzas públicas y privadas para garantizar que juntos aseguremos que la revolución de las TIC colabore en el avance de los derechos de la mujer y la igualdad de género, incluyendo los derechos a la salud”.
 
Durante su comparecencia, Eleonora Menicucci acentuó la oportunidad que ofrece la conferencia para analizar tanto los avances como los enormes desafíos que aún enfrentan los países de América Latina y el Caribe en materia de igualdad de género.
 
Para la ministra brasileña, los acuerdos alcanzados en la Primera Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe, organizada por la CEPAL en agosto, en Montevideo, “pueden orientar el trabajo de los países en República Dominicana, de cara, además, al proceso global de definición de una nueva agenda de desarrollo Post-2015”.
 
Queremos acciones
 
La ministra dominicana de la Mujer, Alejandrina Guzmán, detalló algunas de las políticas y acciones que los gobiernos han puesto en marcha en cumplimiento de las recomendaciones surgidas en las anteriores conferencias regionales sobre la mujer y recordó entre ellas “el reconocimiento del trabajo no remunerado, la aplicación de encuestas de uso del tiempo en diferentes países, las políticas vinculadas a la economía del cuidado y el posicionamiento de la paridad de género y su incorporación en las reformas legales”. También mencionó la creación del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe coordinado por la CEPAL.
 
Por la sociedad civil intervino Magaly Pineda: “Las mujeres queremos acciones y no solo palabras”, dijo al finalizar la inauguración: “No queremos viejas jerarquías con nuevas tecnologías”, enfatizó la activista, planteando ocho puntos para garantizar la democratización de la infraestructura y la tecnología, así como el acceso pleno de todas las mujeres.
 
En el último día de sesiones de esta XII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, se espera firmar el Consenso de Santo Domingo, documento que orientará las políticas de igualdad de género de los países de la región durante los próximos años.
 
Un aparte de inconformidad
 
Momentos antes de iniciar sus palabras el Presidente de la República, un grupo de mujeres de diferentes nacionalidades corearon continuamente “todas somos Haití”, como muestra de inconformidad por la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que establece que “no son dominicanos los hijos de extranjeros en tránsito”.
 
Danilo Medina esperó en el pódium en silencio, en tanto que la situación provocó algunos altercados en el salón y fue interrumpida la transmisión en los monitores de la sala de prensa, así como la señal de la Presidencia de la República a través de Internet.
 
Anteriormente, el Presidente había declarado que la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional relativa a la nacionalidad dominicana, estaba apegada a la Constitución de la República y que el Poder Ejecutivo no tenía competencia para inmiscuirse en decisiones de esa naturaleza, porque se trata de poderes independientes.
 
No obstante, el mandatario prometió iniciar un proceso de conversaciones para buscarle salida a la situación, “porque es un problema humano que tenemos que resolver”, expresó y pidió disculpas a los afectados por el drama que están viviendo, al no poseer documentos que los acredite como dominicanos, aunque su vida se haya desarrollado aquí.
 
Desigual participación
 
De sumo interés resultó la conferencia de Sonia Montaño, directora División de Asuntos de Género, al abordar el tema de “Las tres autonomías”, en torno a lo cual amplió que aunque se ha avanzado mucho, restan desafíos: “Desde el Consenso de Quito (2007) la igualdad de género se mide a través de: La autonomía física; la autonomía en la toma de decisiones y la autonomía económica”.
 
La especialista presentó tablas que resumen estudios, a partir de los cuales se evidencia que “América Latina y el Caribe ha sido capaz de reducir la pobreza y enfrentar la crisis económica y financiera en mejores condiciones que otras regiones, manteniendo las instituciones democráticas. El Estado —como institución llamada a promover y garantizar la igualdad— se ha revalorizado, aunque su capacidad para garantizar la igualdad de género permanece debilitada y se vuelve cada vez más evidente la necesidad de un nuevo pacto entre Estado, mercado y sociedad, propicio para que la agenda de la igualdad entre hombres y mujeres pase de los márgenes al centro”.
 
Trascendió en el estudio que continúa siendo un desafío aumentar la autonomía económica de las mujeres y que aún “hoy la mitad de las latinoamericanas y caribeñas no tiene ningún vínculo con el mercado laboral”; así como este continúa siendo más hostil para las mujeres rurales.
 
También pudo constatarse que el 44,6% de las mujeres ocupadas en la región se desempeña en los servicios, mientras que solo un 20,5% de los hombres se emplean en dicho sector.
 
Finalmente, Montaño se refirió a las mujeres y las TIC, el acceso y uso de internet en la región, en lo que tituló: “Igualdad en el acceso, desigualdad en el uso: el problema es la segunda brecha digital”. En tal sentido valoró que “las mujeres han aumentado su uso de internet, pero es aún menor que el de los hombres” y amplió, entre otros tópicos en la info-exclusión de las personas pobres, en torno a lo cual insistió en la necesidad de ampliar la educación y denominó las brechas digitales entre las no ocupadas y las que viven en el ámbito rural; así como “los contenidos que tienen una fuerte carga sexista, que desalienta o excluye a las mujeres de gran parte de la información y el conocimiento, y perpetúa estereotipos injustos que las limitan”, entre otros importantes conceptos.
 
Finalizó su intervención con el enfoque de cómo “la división sexual del trabajo se reproduce también en los nuevos ámbitos laborales que se abren con la economía digital” y la necesidad de reforzar este “con políticas públicas y empresariales que eviten la segregación tanto horizontal como vertical”.
 
Datos generales (Cepal)
 
En varios países de América Latina y el Caribe las mujeres equiparan a los hombres en acceso a internet, pero están en clara desventaja con respecto a su uso. Esto limita tanto el desarrollo personal y laboral de la población femenina como el crecimiento con igualdad de los países de la región en el marco del nuevo paradigma tecnológico, revela un nuevo estudio presentado hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
 
La tasa de uso de internet de las mujeres es en promedio 8,5% menor a la de los hombres en 10 países con información disponible incluidos en el documento Mujeres en la economía digital: superar el umbral de la desigualdad, cuyas conclusiones nutrirán el trabajo de la XII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe.
 
La economía digital incluye la infraestructura de telecomunicaciones -particularmente las redes de banda ancha-, las industrias de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) -hardware, software y aplicaciones- y el grado de alfabetización digital de los usuarios.
 
En todos los países aumentó en los últimos años la proporción de hombres y mujeres que declaran usar internet desde cualquier punto de acceso, pero solo en Brasil, México y Uruguay la brecha entre ambos sexos se redujo. En el resto se amplió. La diferencia entre mujeres y hombres es de casi 5% en Chile (39,3% contra 44%), país que cuenta con una de las mayores tasas de uso de esta tecnología. En Perú, en tanto, 26% de las mujeres y 34,1% de los hombres dicen ser usuarios.
 
Esta brecha digital de género es más frecuente en áreas urbanas que rurales y afecta principalmente a las mujeres de mayor edad de todos los niveles educativos. En El Salvador la diferencia entre mujeres y hombres con educación terciaria es de cinco puntos (70,3% versus 75,5%), mientras en Honduras es de casi tres (71,2% y 74%). En Brasil, por su parte, 4,3% de las mujeres y 7,4% de los hombres de 65 años y más declaran usar internet, diferencia que se repite en países como Costa Rica (3,1% y 7,1%) y Ecuador (2,1% y 4,1%).
 
La prevalencia de uso de internet aumenta a medida que asciende el nivel de ingresos de los hogares, pero la brecha de género es menor en aquellos grupos donde la tecnología es menos accesible. En Uruguay, el país menos desigual en este ámbito, 34,5% de las mujeres del primer quintil declaran usar internet contra 63% del quinto quintil.
 
La desigualdad solo se revierte en el caso de las mujeres asalariadas, que muestran tasas de uso de internet superiores a las de los hombres. Este último dato indicaría que contar con habilidades para el uso de las TIC puede ser una herramienta poderosa para la inserción laboral de muchas mujeres.
 
Casi la mitad de las mujeres de la región (que representan 50,9% de la población, más de 300 millones de personas) no tienen ningún vínculo con el mercado laboral: la tasa de actividad económica femenina asciende a 49,8% (la masculina llega a 78,7%) y una de cada 10 mujeres está empleada al servicio doméstico, una de las labores peor remuneradas y con menor protección social.
 
Garantizar la autonomía económica de las mujeres, aumentando su participación en el mercado laboral y reconociendo el trabajo no remunerado que ellas realizan mayoritariamente, es uno de los principales desafíos de los países de la región, plantea la CEPAL. Y como en la economía digital se reproducen desigualdades de género presentes en el resto de la sociedad, urgen políticas que prevengan la segregación laboral, eviten las brechas salariales y promuevan una justa división sexual del trabajo.
 
La segregación laboral (horizontal y vertical), dice el organismo, es patente en el mundo de la ciencia, pese a que en los últimos años ha aumentado el número de mujeres en esta área.
 
La primera segregación se refiere al hecho de que las mujeres se concentran en disciplinas relacionadas con las ciencias de la salud, sociales, humanísticas y naturales, dejando en último lugar a las ciencias exactas e ingenierías, donde predominan los hombres. Otra expresión de la segregación horizontal de género es la representación sumamente escasa de mujeres en la investigación industrial.
 
La segregación vertical, por su parte, significa que las investigadoras de la región tienen muy pocas posibilidades de llegar a los niveles más altos del escalafón laboral y acceder a puestos de poder o de alta jerarquía. “Uno de los grandes problemas para el desarrollo profesional de las mujeres es el conflicto de roles que experimentan al tener que atender, simultáneamente, las demandas familiares y profesionales”, explica el documento.
 
La Comisión destaca, además, la falta de participación de las mujeres en la producción de contenidos digitales, lo que genera un alto grado de sexismo. En la industria de los videojuegos, por ejemplo, es recurrente la representación de mujeres como objetivos pasivos y sexuales y de hombres como sujetos activos y violentos.
 
Según el estudio, la mayoría de los países de América Latina y el Caribe tienen hoy estrategias digitales nacionales, que han permitido avances importantes en el acceso de toda la población a las TIC. Pero la mayor parte de ellas no incluye acciones específicas para promover la igualdad de género, aunque se destacan las experiencias de Ecuador, México y República Dominicana.

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