Las muertes violentas de mujeres por razones de género, llamadas también feminicidios, están consideradas como uno de los principales problemas que enfrentan las mujeres de América Latina. Particularmente, en República Dominicana, según datos de la Procuraduría General de la República, en 2012 se presentaron 103 casos de mujeres asesinadas por esta causa y la fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso afirmó, además, que la mayor parte de estos crímenes los cometen policías, militares, choferes y vendedores informales (chiriperos).
En sentido general, los datos revelan- afirma la fiscal-, que el 83% de hombres consultados -condenados por haber matado a sus esposas-, nunca había recibido ningún tipo de información sobre equidad de género y derechos de la mujer.
En lo que va de año, unas 57 mujeres han sido víctimas de este oprobioso acto que deja hogares en luto y en orfandad traumática. Y aunque las autoridades gubernamentales, en conjunto con la sociedad dominicana, han asumido medidas que procuran frenar el mal, y erradicar de una vez por todas hechos tan lamentables, la realidad presenta cómo sentimientos y costumbres que debían formarse y fortalecerse en la familia, quedan a la merced de lo que entonces el Estado debe asumir; es que “educar y prevenir” comienza desde el hogar mismo y el asunto no es intervenir cuando ya está el daño, sino desde mucho antes.
De manera que planteando las cosas desde su origen y sin olvidar la necesidad de que las leyes robustezcan las penas a quienes dejan hogares destruidos e inmersos en el luto y la orfandad, el propósito debe ser que estas altas cifras de crueles pérdidas no aumenten en lo que queda de 2013 y ojalá concluyamos el año con titulares que dicten: “Feminicidios disminuyeron notablemente”, o “…fueron totalmente erradicados”, como debe ser.
Feminicidios versus Educación, o viceversa…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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