Transfusiones, solidaridad y humanismo

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||

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Pese a los múltiples criterios,  mitos y creencias en torno al tema de las transfusiones de sangre, que no es más que “la transferencia de un componente sanguíneo de una persona (donante) a otra (receptor)”, lo que nadie puede cuestionar es que esta es una de las técnicas que salvan cientos de miles de existencias diariamente.
 
La Ley General de Salud número 42-01, establece dentro de sus principios fundamentales dos grandes valores del ser humano: la solidaridad y la cooperación. Y quizás se repitan estas líneas como cuando se aprenden de memoria cláusulas y veredictos; pero, justo en el momento que algún familiar o alguien que apreciamos sufre alguna enfermedad, y su salvación está en transfundirle sangre, surge la interrogante inmediata de qué hacer y a dónde recurrir.
 
En el caso de una colega, cuyo estado físico requería por lo menos cuatro donantes, fue esa solidaridad humana, tangible y elemental la que puso fin a la zozobra. De inmediato llegaron, con las manos extendidas y prestos a protagonizar el noble acto que poetas y científicos acogen con diferentes nomenclaturas, pero iguales resultados: “donar su propia sangre, para salvar una vida”.
 
En el país, pese a los esfuerzos por sensibilizar a la población en torno a la demanda de donantes voluntarios, existe un verdadero desequilibrio de acuerdo al crecimiento poblacional, y las necesidades imperantes en el empleo de este imprescindible líquido de la vida. La encargada de calidad de esta dirección en el Ministerio de Salud Pública, Arelys Medina, habla con pasión  de esos avances múltiples que ha tenido la Medicina, a pesar de los cuales, la sangre sigue siendo insustituible y recuerda que el reto está en concienciar a la sociedad, de manera que el país cuente con un suministro seguro y sustentable.
 
Hay que estimular un cambio de actitud y de conducta de las personas, porque, en el decir de Arelys Medina, cada donante debe comprender que su gesto está ayudando a un semejante a recuperar la salud; esto es, a proseguir la vida.