Qué antología podía estar completa sin la perfumada presencia de sus versos? Nació para cantarle al amor, a pulmón abierto, como un caballo sin bridas galopando en las praderas. Su canto se encampanó libremente en el asta de los tiempos, y permanece fresco, como virginal rocío de una flor en primavera.
La musicalidad de sus versos, no requería medidas, ni reglas que enmarcaran su espontaneo sentimiento. Su inspiración salía como un manantial a borbotones, por que le sobraba sensibilidad y talento para cantarle a la amada que se refugio en sus brazos, o a aquella que partía y se ausentaba sin decir el adiós que entristece y acongoja.
Es él, el cantor del amor, es Apolinar Perdomo, quien ya hace un siglo nos regalara una de sus más hermosas creaciones. Ahí está “Génesis”, erigiéndose aun en lo vetusto de su tiempo, como un principio sin fin, como un eco que nos llega renovado: “Yo no se cuando fue!/ Tan solo el alma al través de sus sombras te recuerda/ cual luminoso ensueño ; como un astro/ prendido de mi vida en las tinieblas!/…….
En estos tiempos de neblina; en que los villancicos alegran, entristecen y alborotan, oportuna es la ocasión para una ronda de bohemias y tomar en las manos los “Cantos de Apolo” y declamar a viva voz la poesía centenaria (Génesis 1913) del cantor del amor, que en estos cien años transcurridos, muchos aedos declamaran: “Rondador de la vida, muchas veces/ me sorprendió la aurora ante tus rejas./esperando que el sol de la mañana/saliera para mi cuando salieras”/……..
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Génesis; cien años después
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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