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Trujillo advirtió haitianos decidirían elecciones RD

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Rafael Leónidas Trujillo Molina,  el tirano que gobernó el país con manos férreas por más tres décadas (1930-1961), en 1937 pronunció un discurso durante una visita a Dajabón (frontera con Haití), donde advirtió que de seguir la masiva presencia de haitianos en territorio dominicano, estos decidirían en 50 años las elecciones presidenciales de este lado de la isla.
 
“Dentro de cincuenta años, la ocupación pacífica del territorio nacional por Haití, significaría para ustedes que los haitianos podrán elegir las autoridades dominicanas. Cuiden su país luego de mi desaparición del escenario público. Traten de preservar los programas de dominicanización fronteriza que yo he creado”, decía Trujillo.
 
Se estima que las declaraciones del dictador estaban fundamentadas en el temor de que los habitantes de Haití siguieran expandiendo su presencia en territorio dominicano, tomando en cuenta que para entonces la moneda haitiana circulaba libremente y era aceptada en los pueblos del Cibao: Mao y Santiago; mientras que por el Sur llegaba hasta Azua.
 
En 1929, durante el gobierno de Horacio Vásquez, República Dominicana y Haití delimitaron sus territorios fronterizos mediante un tratado que fue ratificado en 1936 por los presidentes de ambas naciones: Rafael Leónidas Trujillo Molina y Stenio Vincent, respectivamente.
 
Pese a los nuevos límites fronterizos, había zonas donde la población no pertenecía a República Dominicana y era ajena a las disposiciones y leyes del Gobierno dominicano.
 
Durante su visita a la frontera en 1937, Trujillo señaló que esa ocupación de los haitianos de las tierras fronterizas no debía continuar, ordenando, aunque no de manera abierta, que todos los que estuvieran en el país fueran exterminados, resultando asesinadas unos 25 mil personas de esa nacionalidad.
 
Ese hecho sangriento se le atribuyó a los militares y algunos presos de confianza, con escasa participación de la sociedad civil. Todas sus pertenencias les fueron expropiadas por los oficiales.
 
Versiones hablan de que Trujillo ordenó el exterminio de los haitianos en pueblos fronterizos con machetes, cuchillos, palos y piedras, como forma de que pareciera un conflicto entre la población civil dominico-haitiana.
Se dijo que dentro de los diversos factores que provocaron la matanza de 1937, uno de los principales lo fue también la aspiración trujillista de «blanquear» la raza.
 
Durante su gobierno, para tratar de disminuir el tráfico de braceros que implementaban los ingenios, dictó una Ley de «Dominicanización de la Industria Azucarera», que obligaba a las empresas a utilizar un 70% de mano de obra dominicana; pero, tuvo que ceder a las presiones y los exoneraba anualmente de esta práctica.
 
La posición para evitar la “haitianización” de República Dominicana en esa época era una especie de doble moral, ya que el tirano sacó jugoso provecho a la contrata de haitianos para usarlos en los campos cañeros, beneficio que compartía con el también sátrapa de Haití, François Duvalier, conocido como Papa Doc.
 
El acuerdo era claro: al final de la zafra, los haitianos debían ser regresados a su país durante el “tiempo muerto”; sin embargo, Trujillo y Duvalier vieron que ese proceso le reducía las ganancias por los gastos en que incurrían, por lo que terminaron dejando a los braceros en asentamientos cercanos a los ingenios, condición que permitió la reproducción de los haitianos y su incursión en la sociedad dominicana más allá de los campos de caña.
 
Se estima que los primeros haitianos fueron traídos al territorio dominicano desde el periodo de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), para sustituir la mano de obra más costosa de cocolos y puertorriqueños.
 
Actualidad
 
El tema de la presencia haitiana en República Dominicana ha salido a la palestra nuevamente, luego de que el pasado 23 de septiembre de 2013 el Tribunal Constitucional (TC), emitiera la sentencia 168-13, la cual niega la nacionalidad a los hijos de extranjeros indocumentados nacidos en este territorio, buscando confirmar lo establecido en la Constitución dominicana.
 
De acuerdo con la Carta Magna, la nacionalidad dominicana se podrá adquirir tanto por derecho de suelo (Jus soli), como por sangre (jus sanguini), con la excepción de los hijos de ilegales o personas en tránsito en el territorio nacional.
 
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), ofreció un informe detallado sobre los levantamientos que hizo durante una visita a República Dominicana, en el cual llama al gobierno encabezado por Danilo Medina a reconocer la nacionalidad de las personas nacidas en el país que la habían adquirido en 1929.
 
En rueda de prensa, el organismo internacional aseguró que la iniciativa de la alta corte dominicana fue tomada de manera arbitraria y tiene un efecto discriminatorio ante aquellas personas de ascendencia haitiana y que viven en condiciones de extrema pobreza en el país.
 
Una de las recomendaciones que hizo la CIDH a las autoridades fue que “no se puede exigir que personas con derecho a nacionalidad, como las desnacionalizadas por el mandato, se registren como extranjeros”.
 
La Oficina del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para los Derechos Humanos afirmó: «Esta decisión privará a decenas de miles de personas de una nacionalidad, lo que tendrá un impacto muy negativo en el resto de sus derechos fundamentales».
 
¿Es la isla indivisible?
 
Tras el fatídico 12 de enero de 2010, día en que Puerto Príncipe, capital de Haití, fue estremecido por un terremoto de 7.3 grados, el pueblo dominicano se solidarizó con el vecino país y ofreció toda la ayuda posible. Posteriormente, el presidente Leonel Fernández entregó a los haitianos la universidad Henri Christopher.
 
Durante el discurso de agradecimiento, el presidente del vecino país, Michel Martelly, expresó la isla (Española compuesta por República Dominicana y Haití) es «única e indivisible», recordando la expresión del libertador haitiano Toussaint L´Ouverture, quien en su tiempo expresó: “Quisqueya es única e indivisible”.
 
La expresión del mandatario haitiano, de inmediato, consiguió la reacción en contra de amplios sectores, para quienes esta afirmación encuentra sentido en los supuestos planes de fusión de las superpotencias mundiales.
 
Muchos recordaron los pensamientos del padre de la Patria dominicana Juan Pablo Duarte, quien entre otros ideales alimentaba el amor al suelo dominicano con estas expresiones:
 
“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio…Hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria…Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda Potencia extranjera o se hunde la isla…Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas; destruir la nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera…El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico…o no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional”.

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