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Para Luis Abinader

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Percibo con gran preocupación, las maquinaciones que en estos tiempos elucubra la tendencia de las sombras. Buscan en su bastardo afán, quien o quienes puedan legitimar sus despropósitos. Luis Abinader seria el blanco perfecto; y por ahí han empezado a enfilar sus cañones.
 
Luis Abinader, no se ha detenido ni un solo minuto después del proceso electoral pasado. Ha seguido haciendo camino, y ha logrado avanzar un gran trecho. El mantenerse firme al lado de Hipólito Mejía, entiendo que ha sido una sabia decisión. Si ciertamente Luis entiende con firmeza que la espera es siempre una posición adelantada hacia la cristalización del futuro, estará siempre “corriendo por el carril de adentro”.
 
Balaguer, según se cuenta, cuando Juan Bosch le propuso que diera el salto, fue savia su respuesta; se cobijó debajo del árbol y recogió sus frutos. Diego Saavedra y Fajardo dijo que “El que espera tiene a su lado un buen compañero; el tiempo”. Luis, producto de su juventud, aun puede jugar con el Tiempo.
 
Luis es parte importante del liderato político del PRD y del país; él pertenece a la generación del relevo, y así debe entenderlo. Si hace suya ala expresión de que la espera es una postura adelantada hacia la configuración del futuro; la diadema de laureles puede coronar sus cienes. Gabriel Elorriaga aconseja que “Contar con el tiempo, es poseer la virtud política del saber esperar y dar esperanza”.
 
Desde mi punto de vista, entiendo al igual muchos dominicanos, que mas temprano que tarde habrá que tomar la decisión, de conformar un frente opositor al margen de ese PRD que mantiene secuestrado Vargas Maldonado y compartes, y que ese frente debe ser encabezado por Hipólito Mejía.
 
Luis Abinader tiene que ser una pieza importante de ese bloque; sin importar en que posición se le coloque. La patria, en estos momentos reclama del concurso desprendido de todos.
 
Luis, tiene que ser cauto, debe serrar sus oídos, hacer caso omiso a esos cantos de sirenas. Hay que cerrarle el paso a los que apuestan a una nueva fisura, que seria dolorosa y catastrófica. Se impone que miremos fijamente hacia el horizonte, sin importar lo impetuoso que hoy pueda parecernos los vientos. La calma apacible llega a su tiempo, después de las inclementes tormentas.
 
Aspiro que el compañero Luis coloque mis sanas reflexiones en su justa dimensión, y me permito sugerirle que en estos tiempos de pascuas haga suyo el sabio pasaje que recoge el libro de los hebreos cuando dice: “Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa”.

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