La sociedad dominicana lleva muchos lustros en la lucha por defender los derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, que la Ley 136-03, integra y observa, supuestamente, en sus diferentes artículos.
De manera que no es posible que la familia, principal baluarte y salvaguarda de la integridad de los menores, viole algo que resulta inadmisible, como es la prohibición de que ingieran bebidas alcohólicas, tal y cual sucedió en Santiago, donde la Fiscalía pidió tres meses de prisión como medida preventiva, contra el padre de la pequeñita de siete años de edad, ingresada en un centro de salud en delicado estado, por beber, supuestamente, un vino casero.
Y no se trata del primero, ni el único caso en que el Ministerio Público ha solicitado y obtenido prisión preventiva contra padres de menores que han sido ingresados en hospitales por ingesta de alcohol.
A las preocupaciones que pesan en el país por el 98% de las niñas y niños (cerca de un millón), que no tienen acceso a centros y programas de atención integral, y otras violaciones más contra sus derechos fundamentales, se suman estas realidades imposibles de considerar dentro de la lógica elemental de la familia.
Ya sabemos que no siempre los problemas de la niñez han sido priorizados, por lo que a la magnitud de esa “deuda histórica acumulada”, se suma esta de recordar a los progenitores su máxima responsabilidad con esos “locos bajitos” que necesitan ser salvaguardados para el futuro.
Imposible de creer
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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