El Primer Gol Olímpico.
El gol olímpico, aquel que se marca directamente desde el saque de esquina, tiene un origen antiquísimo. Aunque el primer gol hecho con esta modalidad lo consiguió Billy Alston en un partido de la segunda división escocesa, el primer gol llamado “olímpico” lo realizó, un poco después, el argentino Cesáreo Onzari, que entraría de lleno en la historia del fútbol argentino.
Uruguay y Argentina organizaron dos partidos amistosos en 1924, justo después de que los uruguayos ganaran la medalla de oro de fútbol en los Juegos Olímpicos celebrados ese año en París. En esos tiempos, la Copa del Mundo aún no existía por lo que se consideraba a la portadora del oro olímpico como la mejor selección del planeta. El primer partido, jugado en Montevideo, terminó con empate a uno. El siguiente, celebrado en Buenos Aires, quedó 2-1 para Argentina, produciéndose en este choque el origen del término que abordamos hoy.
Cuando el partido iba aún empate a cero, Cesáreo Onzari le dio tanto efecto al balón que engañó al portero uruguayo, Mazzali, consiguiendo un gol que ninguno de los dos esperaba. Al día siguiente, la siempre ingeniosa prensa argentina hizo un juego de palabras brillante que acabaría dando nombre a esa suerte de goles. “Gol olímpico”, demostrando así el orgullo propio por ganar al oro olímpico uruguayo con semejante gol.
El origen del You`ll Never Walk Alone.
El espectacular ambiente que se registra momentos antes del comienzo de cada partido en Anfield, estadio del Liverpool, cuando se canta el himno del club, tiene su origen en un musical.
La canción, llamada You`ll never walk alone (Nunca caminarás solo), fue compuesta para Carousel, un musical de Broadway. En él, se canta la canción para animar a uno de los personajes tras el suicidio de otro. La canción tomó fama tal que fue versionada por múltiples cantantes (Sinatra, Elvis o Cash), llegando incluso a Inglaterra gracias a la versión que hizo el grupo “Gerry and the Pacemakers“, con la que se colocaron en lo más alto de la lista de éxitos musicales de toda Gran Bretaña.
Tras este éxito, al poco tiempo, los seguidores del Liverpool la empezaron a cantar en cada partido siendo finalmente adoptada como himno del club. Hoy en día es uno de los grandes emblemas del fútbol europeo y es el sello característico del equipo inglés, que incluso lo añadió al escudo del club. Además de un himno, es un lema para todo seguidor del equipo, liderando las puertas creadas en honor al genial Bill Shankly o siendo cantada por miles de gargantas, antes de cada partido, creando momentos espectaculares.
Las estrellas en las camisetas de fútbol.
En las camisetas de las selecciones nacionales todo queda más o menos claro: un Mundial, una estrella, con una única excepción que comentaremos aquí, la de Uruguay. En las estrellas de los clubes, en cambio, la explicación es algo más compleja pues depende de cada país y, en algunos casos, de los propios equipos.
En las selecciones vemos que Brasil tiene sus cinco estrellas por sus cinco mundiales, Italia cuatro, Alemania tres, Argentina dos y Francia, Inglaterra y España una cada una pero, ¿Por qué Uruguay tiene cuatro cuando sólo han ganado dos Copas del Mundo? La explicación está en los dos Juegos Olímpicos que ganó en 1924 y 1928 ya que en esa época aún no existía la Copa del Mundo y se consideraba a la ganadora como la mejor selección del mundo. Además, sólo se tienen en cuenta esas dos ediciones de los JJ.OO. porque fueron los únicos en los que de verdad se podría considerar que participaban todos los países del mundo de forma profesional ya que en las ediciones anteriores o no participaban selecciones de fuera de Europa o eran equipos formados por jugadores no profesionales. Así, se considera que el ganador de esas dos ediciones era, realmente, el mejor equipo del mundo, por lo que la FIFA le otorga esas dos estrellas extra en el pecho que se unen a las dos de otros tantos mundiales.
En el caso de los equipos de fútbol la explicación de cada estrella varía en función del país. En Italia, por ejemplo, se coloca una estrella por cada diez títulos ligueros que se consigan. En Alemania la cosa se complica un poco. Si tienes tres ligas te corresponde una estrella, si has conseguido cinco te tocan dos, si tienes diez títulos te corresponden tres estrellas y si como le pasa al Bayern, tienes veinte títulos o más, te corresponden cuatro estrellas. En Inglaterra vemos que el Manchester City lleva tres estrellas sobre su escudo, siendo la razón su propia decisión, ya que el club recuerda así sus tres títulos de liga.
En otras zonas del mundo las estrellas se otorgan en función de otro tipo de títulos. El Colo Colo, de Chile, tiene una estrella por la Libertadores que ganó en 1991, el Santos tiene dos por las dos Copas Intercontinentales de 1962 y 1963, elUniversidad de Chile tiene una por la Copa Sudamericana de 2011. Dentro del escudo de Boca Juniors hay una pequeña estrella por cada título de liga.
El portero cancerbero.
¿Por qué se le llama cancerbero al portero? El portero es el que protege lo más importante del terreno de juego, la portería, es lógico por tanto que se le asigne un nombre mítico relacionado, precisamente, con proteger algo. En este caso se le llama cancerbero en honor al guardián del Hades, del infierno clásico. En honor al can Cerbero.
Cerbero (o Kérberos) era una terrorífica criatura, hija de Tifón y Equidna, con una apariencia terrible: tres feroces cabezas de perro (can) y una serpiente por cola. Su mordedura, mortal. Su misión, no dejar salir a los muertos del Hades y no dejar entrar a los vivos. Su éxito, proteger su puerta, su portería.
Aunque esta bestia no siempre pudo cumplir su misión. Hércules pudo con él en el último de sus 12 trabajos, Orfeo le durmió con música y Eneas lo adormeció en la Eneida. Un portero temible, sin duda.
El origen del Boxing Day.
Todos sabemos que en Inglaterra, creadora de este bendito deporte llamado fútbol, se cuida muchísimo la tradición tal y como se demuestra con el Boxing Day cada temporada.
El fútbol, como lo es hoy en día, era hace un siglo uno de los pasatiempos y distracciones que se podían permitir las clases menos adineradas. En Inglaterra, muchas de estas personas se ganaban la vida como sirvientes de las clases más pudientes, recibiendo comida y un techo bajo el que dormir a cambio de su servicio. Después de la Navidad, cada 26 de diciembre, estos sirvientes recibían por parte de sus señores una caja (box en inglés) llena con la comida que hubiera sobrado en la copiosa cena o almuerzo del día anterior. De esta manera, los menos agraciados económicamente hablando podían disfrutar de alimentos fuera de su alcance. Contenta por estos regalos, la mayoría degustaba estos manjares mientras disfrutaban con un partido de fútbol, siendo habitual en los estadios de la época ver gradas repletas de aficionados comiendo con sus cajas.
Esta unión de fútbol y comida se tornó en costumbre, siendo hoy en día una tradición respetada por la Federación Inglesa programando varios partidos para el 26 de diciembre, conocido ya como el Boxing Day. Aunque eso sí, ahora no se ven las antiguas cajas en las gradas.
Srna, en honor a Papá.
Darijo Srna es el capitán de la Selección de Croacia. En el momento en el que empezó a ganar un sueldo considerable, lo primero que hizo fue comprarle a su padre varios coches de gama alta y permitirle llevar una vida plácida donde el dinero no fuera una preocupación. Darijo tiene, como casi todo el mundo, un ídolo, un referente en la vida, su padre, Uzeir.
Uzeir, cuando sólo tenía tres años, se vio obligado a huir de su Bosnia natal junto al resto de su familia. En plena Segunda Guerra Mundial, la familia de Uzeir intentaba esquivar a los paramilitares serbios, aunque no tuvo mucha fortuna. Su madre (embarazada) y su hermana no lograron escapar y sufrieron una muerte dolorosa, siendo quemadas vivas.
Una vez superada la frontera tras mucho tiempo escapando, Uzeir tuvo que separarse de su padre y su hermano, siendo adoptado por un policía esloveno y encontrando en el fútbol su particular vía de escape. Tras jugar en varios equipos modestos se instaló definitivamente en Croacia, donde al fin encontró la estabilidad en su vida, y teniendo a Darijo. Un Darijo que hoy supera sus pasos en el mundo del fútbol siendo consciente de todo lo que sufrió su padre para poder ofrecerle una vida normal.
La moral del Alcoyano.
“Tienes más moral que el Alcoyano”. La frase recurrente cuando se va a hablar sobre moral viene, cómo no, del fútbol y del C.D. Alcoyano. Se dice que esta frase nació en el mundo periodístico y aficionado al fútbol, en tono jocoso, tras varios sucesos que protagonizó el equipo en cuestión. El Alcoyano jugó en Primera División en los años 40, siempre rondando los últimos puestos de la clasificación que provocaba su inminente descenso, de hecho, sólo consiguieron la permanencia una única temporada. Por este hecho ya se le daba ese valor de equipo con moral al conjunto de Alcoy.
Sin embargo, y según también la leyenda (que en estos casos siempre tienen mitad de cierto y mitad de incierto), la frase se acuñó de manera uniforme y definitiva en un partido de promoción ante el Espanyol. El equipo periquito ganaba con un contundente 7-1 al Alcoyano. A falta de uno o dos minutos para la finalización de los 90 minutos reglamentarios, el trencilla decidió pitar el final definitivo del partido, provocando las enérgicas protestas de los aficionados del equipo que estaba siendo goleado, que querían ver cumplidos los 90 minutos reglamentarios.
A raíz de estas circunstancias, también se utilizaron otras frases cómicas relacionadas con esa voluntad, como por ejemplo que el Alcoyano tenía tanta moral que “el jugador que tira un saque de esquina pretende también rematarlo”.
Grande era la moral de aquellos aficionados que pretendían remontar un resultado de 7-1, y grande su recuerdo en el refranero popular español. Seguro que no sabían que esa moral sería recordada por cada español, futbolero o no, 60 años después.
La Zona Cesarini.
A los goles que se anotan en los últimos minutos de un partido se les suele añadir la coletilla “lo ha marcado en la Zona Cesarini” pero, ¿de dónde procede esta expresión? Su origen lo tenemos en Renato Cesarini, futbolista italiano (nacionalizado argentino) de la década de los 30.
Este jugador, que militó en equipos de la talla de River Plate en Argentina o en la Juventus en Italia, cobró fama a raíz de marcar varios goles en las postrimerías de muchos de sus partidos, tomando especial importancia el que realizara el 13 de diciembre del 31 en el estadio turinés Filadelfia; tal día, la selección de Italia jugaba contra Hungría y tras haberse puesto por delante en el marcador en dos ocasiones, en otras tantas la selección rival pudo empatarles, llegando a los minutos finales del partido con empate a 2. En esos momentos, Renato Cesarini, que ya había conseguido varios goles en la Juve en esos últimos minutos, consiguió el definitivo gol de la victoria italiana. Ese fue el gol que le catapultó a la fama ya que pocas semanas después todos los periódicos empezaron a utilizar la expresión “caso Cesarini” primero y la contemporánea “Zona Cesarini” para referirse a los goles que se marcaban en los momentos finales de un encuentro, haciendo a la postre que tal frase fuera una más de los tópicos del fútbol, y una nueva historia que contar.
Paz y amor Bilardo, Peace and Love.
En los años noventa, Bilardo entrenaba al Sevilla. En un partido contra el Deportivo de la Coruña se producía una falta en la que un jugador rival necesitaba atención médica. En ese momento, Bilardo, al ver que su propio médico saltaba al terreno de juego para atender al jugador rival le gritó: “Písalo. Písalo. Los nuestros son los coloraos. Al enemigo ni agua”. Este suceso no pasó inadvertido ya que lo recogieron las cámaras que se encontraban dicho día en el estadio. Aquellos gritos de Bilardo cogieron tal fama que se acuñó un cántico en los estadios de fútbol cada vez que un rival caía lesionado “Písalo Písalo”.
Pero ahí no acaba la cosa, ya que en el año 1995, el Zaragoza que ganaría la Recopatenía que cruzarse en ese camino con el Chelsea. En el partido de ida, en la Romareda, los hooligans ingleses empezaron a calentar el ambiente, llegando a producirse incidentes graves en las gradas. La policía se vio obligada a intervenir y en ese momento la grada zaragocista empezó a corear el famoso cántico “Písalo, Písalo, Písalo”. Ante este grito, los hooligans, sorprendentemente se pararon, la policía pudo mantener la calma y el partido finalizó con total normalidad.
Al día siguiente todo quedaría explicado cuando los tabloides deportivos ingleses se hacían eco de lo sucedido desde su prisma: “excelente el comportamiento de la afición española. Mientras nuestros compatriotas provocaban altercados contra la policía, los seguidores del Zaragoza se limitaron a dar un ejemplo de civismo pidiendo Paz y Amor” (Peace and Love, que fonéticamente suena “pisan lof” y que llevó al error de comprensión tanto a hooligans como a periodistas ingleses).
Zanetti, el gol que salvó una vida.
Muchas veces, en el fútbol, tenemos disgustos, penas y dolores. Sin embargo, el fútbol también ha salvado vidas, como por ejemplo la de Kopaczen, un fiscal de Polonia cuya historia contaremos a continuación. Narek Kopaczen era, como ya hemos adelantado, un fiscal de Polonia, cuyo trabajo le había reportado numerosos problemas, entre ellos, el ser amenazado de muerte en varias ocasiones.
Este fiscal, de costumbres rutinarias, solía salir a la misma hora cada día para pasear a su perro y posteriormente llevar su coche a dependencias policiales, donde era guardado para aumentar su seguridad ya que días antes había sufrido un ataque donde el techo había sido arrancado.
El 30 de junio de 1998 Argentina e Inglaterra disputaban los octavos de final del Mundial de Francia y el fiscal Kopaczen no se lo quería perder. El partido terminaba a la hora justa en que nuestro protagonista solía hacer su salida habitual, y en el minuto 45, Inglaterra iba ganando el partido 2-1 con goles de Batistuta para los argentinos y de Shearer y Owen para los ingleses. Instantes después, el árbitro pitaba una falta a favor de Argentina, gol de Zanetti, partido empatado un instante antes del final del primer tiempo. Tras este gol de Zanetti, ambas selecciones llegarían a la prórroga. Nuestro fiscal decidió, por una vez, saltarse su rutina y quedarse viendo el espectacular partido.
Ya en la prórroga, un fuerte sonido llegaba de la calle del fiscal, cuando fue a verqué había sucedido no pudo salir de su asombro, su coche había volado en milpedazos tras una gran explosión provocada por una bomba. El artefacto estaba programado por un reloj para que hiciera explosión a la hora habitual en el que nuestro afortunado fiscal se montaba en él camino al garaje. Había salvado su vida gracias al gol argentino.
El gol de Zanetti hizo, además, que Argentina pasara de ronda ya que eliminaría a los ingleses en la tanda de penalties final. Un día completo para Zanetti, héroe doble.
Un escudo para las víctimas del Titanic.
La Community Shield es lo que podríamos considerar en España la Supercopa. El campeón de liga y el de la FA Cup se disputan el primer título inglés de la temporada, un escudo de dimensiones espectaculares. Hasta aquí, todo normal y más o menos conocido, pero todos sabemos que en Siempre Conectado no caben las historias normales de este bendito deporte. Este título, en una de sus primeras ediciones tuvo un objetivo desligado al fútbol, el Titanic.
Tras el hundimiento de la embarcación más grande y lujosa del mundo en su época, Inglaterra quedó consternada. El orgullo había sido herido ya que no pocas personas habían definido al transatlántico como insumergible. Pero en aquellos momentos había algo más importante que la sensación de escozor en la industria británica, las víctimas y sus familias.
El año de la tragedia, 1912, el título se lo iban a disputar el Blackburn Rovers como campeón de liga y el Queens Park Rangers como campeón de la liga del sur. Sería, como se había estado haciendo desde el nacimiento de la competición cuatro años antes, en septiembre, antes del inicio de liga, no obstante, la necesidad de ayudar a las víctimas del naufragio hizo que el partido se adelantara, celebrándose en mayo, en White Hart Lane, estadio del Tottenham. El resultado, lo de menos, fue de 2-1 para el Blackburn.
Aunque el partido estuvo deslucido por la lluvia, asistieron al encuentro unos ocho mil espectadores y, como ya intuirán, todo el dinero recaudado por el partido fue a parar directamente a las familias de las víctimas del Titanic. Por cierto, en aquella época el torneo se llamaba la Charity Shield (Escudo de la caridad).
Un colegio de ídolos galeses.
Gales es un país donde triunfan el rugby y el fútbol, sobre todo el rugby. Pocos galeses hay que no sigan a un equipo de fútbol o a un equipo de rugby y, como suele pasar en el norte de Europa, el sentimiento patrio supera a menudo el fervor por los clubes. Hoy os cuento una curiosidad que a mí por lo menos me pareció fabulosa cuando a su vez me la contaron en Cardiff, la capital de Gales.
En Cardiff nacieron, con apenas nueve meses de diferencia, dos jóvenes que acabarían triunfando en el deporte patrio. Dieron sus primeros pasos a la par que el siglo XX iba diciendo adiós con su última década. Los dos crecieron desarrollando una atracción por el deporte que se confirmó en el colegio donde ambos acabarían coincidiendo, el Whitchurch High School. Allí, su profesor de educación física, GwynMorris, transmitía a los dos, además de a muchos más compañeros, la pasión porlos distintos deportes.
Uno de ellos, Sam, siempre jugaba de central en el equipo de fútbol del colegio. No lo hacía mal, de hecho destacaba entre el resto de sus compañeros. Bueno. Para ser honestos, había uno que lo hacía mejor que él. Y no sólo mejor, mucho mejor que él. Su nombre, Gareth. El central Sam veía como su compañero Gareth destacaba muy por encima del resto en su banda izquierda. Espectacular, pensaba.
Ahí comprendió que a pesar de no jugar mal al fútbol, jamás llegaría a un nivel que sí haría el propio Gareth. Por eso, y por otras muchas razones, se fijó en el rugby, donde, ahora sí, era él el que destacaba por encima de la media en el equipo de la ciudad. Los dos compañeros cogieron, por así decirlo, distintas vías de especialización dentro del deporte. Bajo un mismo punto en común, el colegio y su profesor, los dos soñaron ser los mejores de su país. Uno en fútbol y otro en el rugby.
Hoy, Sam Warburton es el capitán de la Selección de Gales de Rugby. Su compañero en el colegio, Gareth Bale puede ser (si no lo es ya mientras lees estas líneas) el jugador más caro de la historia del fútbol mundial y el mayor referente de su selección nacional. Dos ídolos de Gales forjados en sendos pupitres del Whitchurch High School.
La camiseta del Rayo Vallecano: Rojo Atlético.
Puede que el diseño de la camiseta del Rayo Vallecano sea de las más originales de la liga española, tan nutrida de rayas verticales o de un único color predominante. Su parecido con la equipación de River Plate puede hacer suponer que se adoptó la misma en su honor, sin embargo, la razón está mucho más cerquita.
El Rayo Vallecano vestía desde su fundación, en 1924, con camisetas y calzonas blancas y medias negras (con vuelta blanca también). Así fue hasta la temporada 1949-1950 en la que el club vallecano llegó a un acuerdo de colaboración con el Atlético de Madrid. El acuerdo comprometía a ambos equipos a intercambiarse jugadores buscando o bien el rodaje de los atléticos en el Rayo o bien que el Atlético se asegurase las perlas que destacaran en su vecino. A este acuerdo se le añadió una cláusula (eso tan de moda hoy en día) y no fue otra que la de incorporar algo rojo en la blanca camiseta rayista (muy del Real Madrid). El toque rojo escogido fue, como ya intuirán, la franja roja o rayo que hoy día aún atraviesa el pecho del Rayo Vallecano. El acuerdo de colaboración sólo duró una temporada, sin embargo, la equipación seguiría con ese toque rojo para siempre.
Con River Plate, lo que sí tienen, es una gran relación gracias al parecido de ambas camisetas. Por cierto, el que sí lleva a veces una camiseta en honor a River Plate es el Torino italiano.
Cantar el alirón ¿Por qué se dice?
Cuando un equipo se proclama campeón de algo, normalmente de liga, se suele utilizar la expresión cantar el alirón pero, ¿Por qué?
Para entenderlo tenemos que retroceder en la máquina del tiempo hasta el sigloXIX, a la cuenca vizcaína, más concretamente a Muskiz. En dicha época, los ingleses llegaban al norte de España para explotar los numerosos yacimientos de minerales que había en la zona, sobre todo de hierro, su especial predilección. En esos yacimientos, cuanto más pura era la veta de hierro, mejor era para el negocio y, por tanto, más dinero conseguían de su explotación los obreros ingleses.
Por ello, cuando encontraban un yacimiento en el que todo era hierro, es decir, en el que las vetas eran íntegramente de hierro, los obreros ingleses escribían en las paredes All Iron (todo hierro), e iban repitiéndolo en alto, para que todos compartiesen el júbilo y la alegría de haber encontrado tal yacimiento. Así, todos empezaban a gritar All Iron como muestra de felicidad, y cómo no, esta expresión se adoptó también a los momentos gloriosos de los aficionados al fútbol, castellanizándose en la palabra Alirón, y siendo motivo de alegría cantar el alirón.
Ebert, el futbolista de la guarda.
Patrick Ebert, jugador del Valladolid, guarda en su vida un momento lleno de intensidad, de esos que nunca se borran de la mente, de esos que nos gusta recordar en Siempre Conectado. Alcohol, amor y un futbolista se mezclan en esta historia real.
Todo ocurría cuando Ebert era jugador del Hertha de Berlín. La temporada había acabado en Alemania, y Patrick disfrutaba de unas merecidas vacaciones.
Regresaba a casa, en el coche, después de haber salido aquella noche con unos amigos. Mientras estaba parado en un semáforo, Ebert escuchó una llamada de auxilio procedente del metro. Una chica pedía ayuda. Inmediatamente, el futbolista bajó del coche y acudió a la llamada de socorro. Cuando llegó al interior de la estación, vio a una chica intentando evitar que un hombre, visiblemente borracho, se arrojara a las vías del metro.
Ebert intentó ayudar a la mujer, pero ella pesaba unos 60 kilos y entre ambos no podían tirar del pesado cuerpo del hombre, de unos 150 kilos. La empresa se ponía cada vez más complicada hasta que, al poco tiempo, un taxista también paró, llamó a la policía y, entre varias personas, lograron rescatar a aquel hombre.
A partir de ese momento, Patrick Ebert dejó a un lado esa fama de jugador egoísta y problemático que se había ido ganando en su paso por el Hertha. Aquella noche, cual ángel de la guarda, había evitado un suicidio, el de aquel hombre que había ahogado en alcohol su pena: la ruptura de su matrimonio.
El partido de Blaszczykowski.
Kuba Blaszczykowski juega en el Dortmund, en la selección polaca, y sobre todo, en ese equipo de la vida reservado para los luchadores. En Siempre Conectado nos gusta rescatar esas historias puras que rodean al fútbol, las que nos emocionan y conmueven tras su conocimiento. El de hoy es otro ejemplo más de cómo resistir a los duros golpes del destino.
A Blaszczykowski se le derrumbó todo cuando sólo era una futura promesafutbolística. Cuando tenía 11 años, Kuba tuvo que asistir a un suceso asqueroso, imborrable, perturbador. Su madre, Anna y su padre, Zygmunt, discutían de manera airada. Ni sabemos el motivo ni importa, puesto que carece de importancia comparado con la solución final de la disputa. El padre mató de varias cuchilladas a la madre de Blaszczykowski mientras este asistía atónito al fin de la pelea.
Lógicamente el padre fue condenado, y Kuba se quedó sin madre físicamente y sin padre mentalmente. Su abuela y su tío consiguieron que los años siguientes fueran lo menos traumáticos posibles, aunque su memoria sigue teniendo una escena que nadie querría retener jamás.
Ahora, después de muchas noches de sufrimiento y de haberse levantado tras la mayor caída de su vida, Blaszczykowski piensa cada día en el cielo, en quien echa en falta. En Mamá.
Hat-Trick, su verdadero significado.
Todos sabemos qué es hacer un hat-trick hoy en día, decimos esto cuando un jugador de fútbol marca en un mismo partido 3 goles (y se lleva el balón a casa firmado por los compañeros, sí). Pero, realmente, el origen de este término no es tan simple, sino que es ligeramente distinto. Para los puristas, o clásicos, como prefieran llamarlo, un hat-trick verdadero se da cuando un mismo jugador marca, efectivamente tres goles, pero uno con el pie izquierdo, otro con el pie derecho y otro con la cabeza. Realmente, esta variante es mucho más complicada de realizar y quizá por ello se ha rebajado el nivel de dificultad para poder acuñar más veces el término en cuestión.
Ante la generalización del término hat-trick como el que todos conocemos, se ha creado la variante de “hat-trick clásico”, aludiendo al explicado en el párrafo anterior.
Por último, hay más variantes en cuanto al uso de este término y es que en algunos países del centro y norte de Europa, en especial en Alemania, hacer un “hat-trick perfecto” se da cuando un mismo jugador marca tres goles en una misma portería sin que nadie más haya marcado entre el primer y el último de sus goles.
La tragedia de la selección de Zambia.
La campeona de la Copa de África 2012, Zambia, le dedicó la victoria en la final a todos los compatriotas que fallecieron en el trágico accidente del año 1993.
Ese año, concretamente el 27 de abril, la selección que por aquel entonces representaba al país viajaba en un avión rumbo a Dakar para jugar ante la selección de Senegal un partido correspondiente a la clasificación del Mundial del 94. En ese trayecto, el avión tenía que sobrevolar por parte del océano Atlántico, y realizar tres paradas para llenar el combustible otras tantas veces.
Tras esa primera parada, en Congo, se registraron pequeños fallos en uno de los dos motores del avión, sin embargo, se decidió continuar con el vuelo y el programa preestablecido. El avión había sido preparado especialmente por lafuerza aérea de Zambia, y por consiguiente, se confió en la calidad de lasprestaciones del mismo. Desgraciadamente, no se tomó la decisión apropiada, yaque una vez reanudado el vuelo, el piloto comprobó que uno de los motores sufría un pequeño incendio. El piloto, que según las investigaciones posteriores acumulaba varias horas de vuelo en días anteriores y que por tanto estaba bastante fatigado, confundió los motores del avión y apagó el que no se había incendiado, dejando al transporte sin fuerza, ya que ninguno de los dos motores lo impulsaba. Tras este error, el avión, en el que viajaban 18 jugadores de la selección de Zambia, caía sin control sobre las aguas del Atlántico, provocando que por el impacto, fallecieran un total de 30 personas (todos los integrantes del vuelo).
Esa selección tenía en mente ganar la Copa de África de ese mismo año y sobre todo clasificarse para la Copa del Mundo, ya que era la selección de la generación que había logrado ganar a Italia por 4 a 0 en los Juegos Olímpicos de 1988. Del trágico accidente se salvaron Kalusha Bwalya, que jugaba en el PSV holandés y tenía su propio vuelo programado desde los países bajos y Charles Musonda, habitual seleccionado pero que había sufrido una lesión con anterioridad.
Tras la tragedia, la selección tuvo que recomponerse prácticamente por completo y llegó a disputar la final de la Copa de África de ese año, en la que sólo se vieron superados por Nigeria en la mismísima final. Este año 2012, consiguieron al fin dedicar una victoria importante a los héroes del 93.
Origen de los hinchas del fútbol.
¿Alguna vez te has preguntado cuál es el origen de la palabra hincha? El término Hincha, que generalmente se utiliza para denominar a los seguidores de un equipo de fútbol, tiene su origen precisamente en la primera acepción que nos encontramos en cualquier diccionario. En el de la RAE, vemos que “hinchar” significa “hacer que aumente el volumen de algún objeto llenándolo de aire”. Y eso es lo que hacía el primer hincha de la Historia.
Hace ya más de un siglo, en Montevideo, Uruguay, Miguel Reyes se dedicaba a inflar (hinchar) los balones que utilizaba el Club Nacional de Football. Este empleado del club fue rápidamente conocido por todos gracias a los exagerados gritos de apoyo que realizaba a los futbolistas. Cánticos, ánimos y aplausos que pronto contagiaron al resto de aficionados. De esta manera, todos se fijaban en cómo animaba “el hincha”.
El resto, lo típico en temas lingüísticos. El término se fue haciendo popular en Sudamérica, cruzando el océano para llegar a España.
Andrés Escobar, el futbolista inmortal.
Grupo A del Mundial de Estados Unidos, año 1994. Colombia, que había despertado la ilusión en sus aficionados tras una gran fase clasificatoria, se tendría que jugar el pase a octavos contra Rumanía, Suiza y la anfitriona, Estados Unidos. El primer partido de La Cafetera supone la primera gran decepción nacional. Derrota contundente, 3-1, ante la Rumanía de Hagi, y primeras críticas al combinado nacional.
En el segundo partido, continuaría la tragedia deportiva y comenzaría la vital, lavergonzosa, la humillante. Colombia pierde 2-1 ante Estados Unidos. Uno de los goles de la anfitriona lo marca, obviamente sin querer, Escobar, defensa colombiano, en propia puerta. Ese día, en Los Ángeles, unas 90.000 personas asistieron al inicio de una historia de miedo. De miedo porque nunca el fútbol tuvo que ser tan importante como para merecer la vida de un jugador.
Tras la inservible victoria ante Suiza en el último partido (con gol, por cierto, de Gaviria, fallecido en 2002 tras sufrir la caída de un rayo), la selección de Colombia se vio eliminada de un Mundial que ilusionaba a todo el país. Escobar, el autor de ese maldito gol que abría el marcador en el segundo partido, escribía esto en El Tiempo, periódico con el que colaboraba: “Es una cuestión de honor reconocer que no tuvimos el empuje necesario en los momentos difíciles que nos planteó el campeonato”.
Escobar, jugador del Atlético Nacional y que tenía planes de boda para diciembre de ese mismo año, volvió a Medellín para intentar olvidar la eliminación durante sus diez días de vacaciones. El que fuera campeón de la Libertadores del 89 o del.
Campeonato colombiano del 91, salió una de esas noches al restaurante Estadero El Indio, situado a las afueras de Medellín. Tras cenar y bailar, en torno a las tres de la madrugada, el futbolista se disponía a abandonar el lugar cuando fue insultado por varias personas en el parking. “Gracias por el autogol”, le dijeron unos compatriotas que confundieron fútbol con guerra, ayudados por, según la policía, grandes cantidades de alcohol. Escobar mantuvo una acalorada discusión con los que serían sus verdugos. Uno de ellos, sacó una pistola y le introdujo hasta doce balas en el cuerpo. El futbolista, de 27 años, moría en la ambulancia que le llevaba al Hospital de Medellín. El asesino fue encontrado y detenido días después.
20 Historias de Fútbol desconocidas.
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page