El asesinato de una mujer a manos de otra, tal y como se conoció recientemente, cuando María Strachan Álvarez mató a una e hirió a dos, para luego suicidarse, llenó de interrogantes a muchos, quienes se preguntaban si podía catalogarse dicho acto como un feminicidio, aun cuando se trataba de una homicida y sus víctimas.
Especialistas en el tema ofrecieron de inmediato opiniones, para aclarar que aunque “se trata de una mujer matando mujeres”, esto significa “una manifestación distinta de la violencia de género, que también se da, aunque con menos frecuencia. Pero, explican expertas, “la violencia dentro de una relación amorosa puede darse en la misma magnitud tanto en parejas heterosexuales como homosexuales, debido a que en éstas últimas, uno de sus integrantes siempre desempeña el papel del hombre y el otro de la mujer”.
Lamentablemente, el centenar de mujeres asesinadas por sus actuales o exparejas sigue siendo más que preocupante en el país, pese a las disímiles medidas asumidas por instituciones y ministerios.
A los “apegos inseguros”, mencionados por la psicóloga Gloria Peralta, coordinadora de las Casas de Acogida del Ministerio de la Mujer, se adhieren las conductas y errores en la educación, desde la infancia, adolescencia, juventud y edad madura y sobre todo la formación de los valores en el hogar, que durante toda la existencia juegan un papel trascendental en las acciones cotidianas; pues no cabe duda alguna de que en la mayoría de quienes cometen asesinatos y actos delictivos, se nota que provienen de hogares disfuncionales, “con un ambiente en el que incluso puede haber drogas y corrupción”.
Según la Procuraduría General de la República, el año 2013 hubo 86 muertes de mujeres en el país, aunque otras instituciones señalan mayor número de feminicidios.
Definitivamente, la epidemia sigue su curso…
Otros feminicidios
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