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Esa realidad alarmante

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El trabajo de la colega Yokauris Vásquez, publicado en estas mismas páginas, da lugar a reacciones que redundan más allá de lo posible y real. Porque no se puede imaginar, ni en los más oscuros segmentos de la mente humana, el abuso corporal y moral con niñas y niños que en República Dominicana ha alcanzado cifras alarmantes.
 
Según estudio reciente del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en el 83% de los hogares dominicanos se ejerce castigo infantil y otras investigaciones señalan la cifra del 67.4%, para cuantificar un aproximado de los domicilios de la nación donde emplean castigo físico o sicológico como método para disciplinar a sus hijos.
 
A todo esto se suman las cifras que elevan hasta un 56% el trabajo en la población infantil llevado a cabo en actividades peligrosas, que el Análisis de la Situación de la Infancia y la Adolescencia en la República Dominicana 2012, pone a la luz.
 
Golpes, trabajos, abusos, violaciones y mucho más, ponen una oscura mancha en el rostro de esa niñez dominicana que deambula por las calles en horarios en los cuales debían estar en las aulas, y que de manera arbitraria sirven de peones a individuos sin escrúpulos que les exponen a todos los riesgos posibles.
 
Pero, existe la otra cara de la moneda, esa que muestra a pequeños cuyas voces nunca alcanzamos a escuchar, porque las acallan con golpes que se ahogan entre las paredes de lo que debía ser su hogar.
 
El Estado dominicano es signatario de acuerdos internacionales a favor de la niñez, entre ellos la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989, que en su Artículo 19 reafirma la obligación de protegerles de todas las formas de malos tratos “perpetrados por padres, madres o cualquier otra persona responsable de su cuidado, y establecer medidas preventivas y de tratamiento al respecto”.
 
Las realidades marcan pautas y confirman que los castigos deben recrudecerse contra quienes provocan dolor y angustia a esos seres que con tan solo una sonrisa pueden salvar al mundo.

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