Las abuelas, sabias en consejos y palabras, aseguran que la inocencia es una virtud y la ingenuidad un defecto. Esto viene a colofón del trabajo publicado por la periodista Anny Duarte, acerca de las “fotos colgadas en Facebook u otras redes sociales, de jóvenes desnudas y semidesnudas, sosteniendo algún contacto erótico o sexual”.
Duarte explica que en muchas ocasiones esas muchachas se enteran que están en el espacio cibernético después que miles de personas han visto sus imágenes, hecho que las encierra en una gran depresión, por cuanto no creían que su exnovio sería capaz de actos tales.
La intimidad de cada ser humano debe ser, precisamente eso: “intimidad” y define Wikimedia: “… parte de la vida de una persona que no ha de ser observada desde el exterior, y afecta sólo a la propia persona. Se incluye dentro del ¨ámbito privado¨ de un individuo cualquier información que se refiera a sus datos personales, relaciones, salud, correo, comunicaciones electrónicas privadas, etc”.
Claro que duele en el alma que alguien con quien se han compartido instantes tan sublimes, profane y desarticule lo que debió quedar en el mejor sitio de los recuerdos. Existen legislaciones en el país, como la Ley 53-07 sobre Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, mediante la cual podría encauzarse el doloroso tema; por supuesto, desde el punto de vista legal. Más allá de esto, el dolor no cura, pero cruza como látigo sobre el ser humano que sufre tal decepción. Ojalá sepamos visualizar de antemano a quien acompaña momentos profundos e inolvidables de nuestras existencias. Es cierto que a veces engañan las apariencias, pero no siempre, mejor escudriñemos antes de entregar tanto, incluso el sentimiento íntegro de la confianza.
¿Acoso evitable?
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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