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Dejar actuar a los implicados

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La postergación del diálogo con Haití hasta el próximo 8 de abril, “con el propósito de madurar los acuerdos que se están preparando en materia de comercio, salud, turismo y migración”, según publicó la prensa nacional, trae nuevas expectativas e interrogantes sobre un tema que mantiene opiniones divididas y constantes disertaciones y que debía resumirse en el contexto de lo que ambos gobiernos concreten.
 
Si bien pudo conocerse que “Haití anunció el aplazamiento de la reunión de alto nivel con las autoridades dominicanas, debido a su incumplimiento en dar a conocer un proyecto de ley que resolvería la situación de dominicanos de ascendencia haitiana afectados por la sentencia del Tribunal Constitucional”, el ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, solo afirmó en torno al asunto que estaba previsto durante las próximas dos semanas, que “los equipos de las diferentes áreas de ambos gobiernos trabajen conjuntamente en las propuestas y, de esa forma, adelantar todo lo posible con vistas a la reunión que debía realizarse este jueves.
 
Las exigencias de otras naciones sobre el problema de la migración haitiana apuntan a lo que en el decir popular implica mirar las faltas ajenas. El propio jefe del Comando Sur de los Estados Unidos habló ante la Cámara de Representantes del Congreso de su país acerca de la significativa colaboración dominicana para contener la emigración ilegal de haitianos hacia dicho territorio. De manera que se elogia que no lleguen los emigrantes de la vecina y empobrecida tierra haitiana allá; pero, ya sabemos cuánto se critican las medidas asumidas por las autoridades dominicanas para intentar regularizar la migración aquí.
 
No hay que olvidar que esto constituye un peliagudo aspecto que ni Europa ni Norteamérica han logrado resolver. Un complicado “rosario” que ha conllevado a “cierre de fronteras, amenazas de deportaciones, aumento de requisitos migratorios para ingresar a los territorios”, etc, tal y como apunta en uno de sus artículos Guillermo Caram, quien recuerda que en la Guyana, las autoridades francesas “han estado aprehendiendo y colocando a migrantes haitianos en….centros de detención administrativa de este territorio ultramar de Francia con el objetivo de expulsarlos hacia su país de origen”,
También hace alusión Caram a la decisión del primer ministro de Islas Turcas y Caicos, Rufus Ewing, quien “instó al gobierno de Haití a frenar la ola de emigración ilegal”.
 
De manera que a partir de esa realidad que enfrenta la humanidad de “echarse a la mar”, pese a peligros y muertes seguras, o cruzar fronteras, para buscar en otras tierras una esperanza de vida, se impone dejar que República Dominicana y Haití conversen como buenos vecinos y lleguen a conclusiones que determinen soluciones y un mejor futuro para sus pueblos. Mientras, los demás, deben dejar actuar a los implicados en el asunto, como Dios manda.

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