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No es un logro, pero…

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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En República Dominicana los homicidios han sido cuantificados en menor escala que igual periodo del año anterior: un total de 128 casos, que representan diez muertes menos, tal y como dio a conocer la Procuraduría General de la República.
 
Siempre afirmamos que resulta triste denominar con cifras a esos seres que pierden las vidas en pleno apogeo de sus existencias y que hablar de una disminución porcentual de 17.20 a 14.28, significa que el mal persiste, aunque haya disminuido.
 
Los reportes reflejan disminuciones de muertes; pero, la vulnerabilidad en la cual transcurren nuestras vidas se percibe de manera inquietante cada día. Cuando la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, además de llamar en la XXXIV cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom), a “crear un grupo de trabajo para examinar las múltiples amenazas a la seguridad” que enfrenta hoy la región, particularizó que debían incluirse a las islas del Caribe francófono y holandés, así como a República Dominicana, el presidente Danilo Medina, invitado al evento, asintió cuando  la también presidenta pro tempore del grupo, Persad-Bissessar reafirmó la necesidad de “atacar la delincuencia en la raíz, lo cual significa que tenemos que desarrollar métodos para combatir la pobreza, el desempleo, el analfabetismo y el aumento del costo de vida”.
 
La sociedad dominicana vive tiempos de gran inquietud. La violencia se ha propagado como epidemia  hasta los más inimaginables confines y el propio Presidente de la República ha pedido que la justicia agudice las medidas y penas  de manera más enérgica para enfrentarla.
 
Limpiar los barrios de quienes siembran dolor, muerte y luto ha sido y es tarea de primer orden. El llamado es a muchos pueblos del Caribe; pero, en particular,  República Dominicana enfrenta el gran desafío que deben asumir las autoridades, de buscar una salida a la criminalidad que mantiene en pánico a la gran mayoría, aun cuando las cifras de víctimas hayan descendido. Sin respiro, hasta llegar a cero homicidios. No puede ser de otro modo.

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