Recientemente, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo anunció que la República Dominicana proyecta un Plan Nacional de Desarme, tomando como modelo el que tuvo lugar en Brasil, donde hace cuatro años se retiró de las calles medio millón de armas, para combatir el alto índice de homicidios.
Con este plan las autoridades esperan lograr que la población interiorice la importancia de deshacerse de la tentación de poseer armas de fuego, a fin de promover una cultura de ausencia de violencia, resolución pacífica de conflictos y destruir las armas y municiones entregadas de manera espontánea y las de personas sometidas a procesos penales tras la determinación de sentencias.
Todo lo anterior prosigue una lógica, aunque al parecer, se olvida que esas acciones han sido asumidas en varias ocasiones en el país; pero, no han resuelto los grandes problemas de violencia que vive la sociedad dominicana.
Se trata de eliminar las causas, que evitarían, consecuentemente, las consecuencias. República Dominicana es una nación que adolece de seguridad nacional, empleo para todos, equidad social y, como remate, la descomposición familiar se extiende y ha resultado imposible frenar los homicidios con el despojo de las armas de fuego a los ciudadanos. Muchas otras medidas se requieren, absolutamente imprescindibles, para arrancar el mal de raíz. Lamentablemente, solo con esta actuación no se resuelve el problema. Por ahí no es.
Cuando estas áreas sean satisfechas no habrá necesidad de comprar un arma para protegerse, asaltar para sobrevivir, ni matar a su pareja porque no acepta su independencia…
Por ahí no es
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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