Más allá de las interrogantes públicas y no públicas acerca del porqué se pospusieron las conversaciones “mixtas bilaterales” entre República Dominicana y Haití, y también por encima de criterios que entienden que se debe, esencialmente a los cambios producidos en el gabinete de Michel Martelly, hasta los menos actualizados en el tema- que son pocos-, entienden que deben existir otras motivaciones, pues sin duda alguna las pláticas podían seguir, ya que el tema es “pan nuestro”, integrado en la agenda de estos días.
Lo importante es considerar que no se trata solo de el Proyecto o Ley de Naturalización, aunque este sea “el pollo”, del arroz con pollo; lo demás también resulta de vital importancia y su tratamiento no debe posponerse; por ejemplo, el comercio, aduanas, agricultura, migración, policía, medioambiente, lucha contra el narcotráfico y tanto detalles de la vida común, apenas dividida por una línea “ilusoria” llamada frontera.
No vale la pena pararse en posiciones contrarias absolutas, aunque parezcan utópicas estas frases. Los términos no los pueden fijar observadores foráneos, porque nadie entiende más el problema dominico-haitiano que quienes viven en estos países, cuyos resultados deben ameritar los esfuerzos y voluntades que han movido las propuestas de acuerdos. Definitivamente, no debe ser de otra manera.
Sin buscar causas…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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