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Opinan que Kevint Duran debe aprender de LeBron

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Kevin Durant juega pick and pop con Russell Westbrook. El recurso brilla por su insistencia; el alero estira sus brazos, hace espacio con sus piernas e intenta recibir el balón. Tony Allen, el jugador más molesto de lo que va de playoffs, lo persigue con la lengua afuera. Lo empuja, lo desestabiliza, lo distrae.
 
Durant no puede recibir en la primera oportunidad. Sigue moviéndose como un pez fuera del agua, hiperquinético. La desesperación por el balón desnuda una crisis de abstinencia profunda, que conspira cuando finalmente recibe el objeto preciado.
 
Durant toma la pelota fuera de la llave. Allen le da un metro y lo espera. Al primer dribbling, Allen lo intenta llevar a la mano débil. Sus compañeros rotan d0efensivamente con maestría y lo atrapan en posición de tiro. ¿Cuál es la posición de tiro de Durant? Básicamente, desde un metro detrás de la línea de tres puntos en adelante. El lanzamiento imposible será sobre el eje, pero en los costados la trampa ya se hace efectiva.
 
El alero del Thunder intenta meterse en la llave y no puede. Saca el balón afuera y lo vuelve a pedir. Una vez. Dos veces. Tres. La defensa anticipa el movimiento y se divierte ante la repetición recurrente. Los compañeros de Durant se apostan en las esquinas y lo dejan hacer. Se desentienden por obligación, pero preferirían algo diferente. El genio frotando la lámpara es un sueño ya extinguido en el mundo NBA.
 
Ante la falta de un base natural, tiene que ser Durant quien despierte armas dormidas a partir de sus tentáculos.
 
El alero del Thunder es, hoy por hoy, un anotador puro. Quizás el más prolífico que exista en la Liga. Sin embargo, su estilo de juego está pasando de ser una bendición a transformarse en pecado. Oklahoma City está perdiendo esta serie porque está cayendo en la trampa sistemática que propone Memphis. La inteligencia está derrotando al talento y eso debería ser materia de estudio para el entrenador del Thunder, Scott Brooks.
 
En definitiva, la versión de fastidio de LeBron James -previa a la llegada a Miami Heat- tiene mucho que ver con la actual demostración de habilidades de Durant. Las virtudes no sólo se desatan con las artes manuales. La mente y el entendimiento del juego se convierten en cruciales en una serie de playoffs. Sobre todo cuando el mando de la eliminatoria ya no pertenece al más poderoso.
 
Durant lanzó 42.9% en tiros en salto en el Juego 5 y eso fue, según nos comunica ESPN Stats, su mejor performance en la serie. Tomó 82 lanzamientos en los cinco partidos y 69 de ellos fueron respondidos por los defensores de Grizzlies (incluyendo la falla al final del tiempo extra). En serie regular, Durant tomaba 13 tiros en salto por juego que le daban 13.1 puntos por aparición, con 41% en TC. En playoffs, toma 16.4 tiros en salto que le otorgan 12.4 puntos, con 31% en TC.
 
¿Qué están haciendo los Grizzlies para ganar? En primer lugar, hacer ofensivas estacionadas largas, evitando pérdidas de balón, empujando el juego a la pintura para lastimar con Zach Randolph y Marc Gasol. Ellos van hacia el aro o juegan adentro-afuera para alimentar a los tiradores. Los movimientos nacen de sistemas o de una jugada de pick and roll. También, entre Gasol y Randolph, juegan mucho poste alto-poste bajo. El Thunder aún no ha podido destruir esta fórmula: quizás ver el video de los playoffs pasados entre Memphis y San Antonio le puede dar algunas señales al cuerpo técnico acerca de cómo defender a los grandes.
 
Hay una máxima que es imposible de quebrar: Durant va a tirar al aro. Eso es inevitable. Lo importante es saber qué clase de tiros va a ejecutar. Serán los que decida el propio KD, más cerca del aro o en la línea de tres puntos (algo así como los tiros NBA Jam), o los que permitan los Grizzlies, de media distancia. Si Durant no llega a la zona pintada, entonces no va a la línea de libres. Si no va a la línea de libres, baja su caudal anotador, también su efectividad, y los grandes de Memphis no se cargan de faltas temprano.
Durant debe aprender de James. El alero del Heat encontró la verdadera diferencia cuando empezó a leer lo que hacían los contrarios para comprender lo que debía hacer él. Aprovechar lo que el juego entrega sin estar todo el tiempo intentando colocarlo bajo sus reglas. La rotación de balón nace en las manos de esta clase de híbridos, capaces de aprovechar los doblajes para despertar huecos en la pintura. Westbrook es una versión 3.0 de Dwyane Wade, sobre todo cuando ataca el aro y deja de lado los tiros excéntricos y fuera de línea. Reggie Jackson cumple una función similar. También hay tiradores a pie firme. Entonces, no es una cuestión de talento perdido, sino de enfoque, de evitar destruir una pared cuando, en algún lugar aún no explorado, hay una salida limpia.
 
En este recorrido, Durant necesitará de sus compañeros. Brooks deberá sincerarse y entender que necesita, a futuro, un base armador. La electricidad a manos de Westbrook pone el equipo todo el tiempo en 220 voltios cuando muchas veces se requiere algo más de estabilidad para encontrar el éxito. Cuando el rival es el que propone y consigue como se debe jugar una eliminatoria, algo está fallando. Beno Udrih y Conley son quienes han marcado la tendencia en los primeros cinco juegos de la llave.
 
El Thunder tiene todo para alcanzar su primer campeonato en la NBA. Sin embargo, hoy está a un juego de despedirse de playoffs. La mesura y la reformulación conceptual pueden darle a Durant la posibilidad de dejar de ser un anotador puro, brillante, para convertirse en un jugador integral. Multifacético. Aprender de LeBron puede ser un gesto de grandeza e inteligencia para una estrella de sus características. Doce son mucho más que uno.
 
El primer paso para llegar al éxito es comprenderlo.

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