El sicariato o asesinato por encargo cada día gana fuerza en la sociedad dominicana, al punto que hasta existe la oferta del dos por uno, o lo que es igual, dos muertos por el precio de uno.
Esto preocupa a la población y al presidente de la Suprema Corte de Justicia, procurador general de la República, ministro de Interior, jefe de la Policía y otras autoridades.
Esta modalidad de crimen, que tiene su origen en la antigua Roma, proviene de la palabra sica, puñal o daga pequeña, fácilmente ocultable en los pliegues de la toga o bajo la capa, vinculada en principio para ultimar oponentes políticos.
En República Dominicana la proliferación de este flagelo se atribuye a la falta de oportunidades para los jóvenes, deterioro del núcleo familiar, auge del narcotráfico y ausencia de moral; así como detrimento de los valores éticos.
Sin embargo, tras ser identificadas las causas y comprobarse que son los jóvenes y adultos jóvenes quienes se dedican a esta práctica, el Estado y ninguna autoridad han hecho nada para frenarlo.
Solo queda por decir: “Qué Dios nos agarre confesados” y que jamás seamos parte de esa oferta mortal que convierte a cualquiera en presa ambulante cuando el sicario hasta confunde la víctima.
¡»Qué Dios nos agarre confesados”!
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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