Cuando decido entrevistar una persona, no importa quiénes sean, siempre tengo pendiente cuidar la ética y cuidarme la espalda, por si acaso después me vienen con las frases: «Pero yo no le dije eso a usted periodista, no fue eso lo que quise decir, usted me sacó mis respuestas de contexto». No me digas, le respondo.
Al comenzar a entrevistar a alguien le advierto francamente que los voy a grabar, porque conozco las consecuencias en Estados Unidos de hacerlo sin el consentimiento de las personas. También conozco mis derechos y los ajenos.
Cuando estoy haciendo el vaciado de la grabación es increíble cómo las personas se desbordan hablando, tal vez, bajo esas inspiraciones de sentirse importantes, me quieren impresionar o demostrar que dominan el tema en cuestión. Noto sus ínfulas y sus palabras rebuscadas para ofrecerme esas respuestas que muchas veces no logro entender, porque se salen del tópico, uno les pregunta si la crisis en Puerto Rico afecta la calidad de vida de las comunidades inmigrantes y responden algo muy lejano a lo preguntado. !Qué barbaridad!
Desde que ellos leen las noticias donde salen sus caras y se dan cuenta que se les pasó la lengua, acto seguido, comentan: «Éstos periodistas son el diablo, yo no dije eso».
Cuando me entero que están disgustados por las publicaciones, lo llamo y les digo, Vamos a juntarnos para que usted se escuche y me diga si fueron mal interpretadas por sus respuestas.
«No, no, no, está bien, licenciada. Entonces proceden a darme las gracias, que nunca ofrecen, porque se han llegado a creer que cada baile de muñecas hay que hacer una reseña y que siempre tienen que figurear en las primeras planas.
A cada instante leo caso de personas llevadas a los tribunales por grabarles su voz sin el debido consentimiento. No me atrevería hacerlo para comprarme un caso.
Cuando me dicen «no hay problemas» comienzo a grabar, ahora tengo dos grabadoras, por si acaso una me traiciona, así que en dos sitios diferentes grabo la misma entrevista, especificando cuando concluimos que la información saldrá en tal lugar o periódico, recordándoles también » Esto fue lo que usted, me dijo, okey.
Lo mismo de siempre, hablando sin pensar para acusar a los y las periodistas de bonchincheros, habladores, calumniadores, hijos de sus madre, desgraciados, falta de ética, irresponsables, tramposos y de pacotillas, por desenmascáralos y ponerlos en evidencias de cómo son y cómo piensan, aunque sean unos, dizque intelectuales.
Evidencias en voz
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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