Todo está dicho. A pesar de la pobre cobertura de los órganos noticiosos del país y la frialdad del oficialismo, Minou Tavares Mirabal, la hija de Manolo y Minerva, renunció, cansada, asqueada y hastiada de tanta corruptela e impunidad en el Partido de la Liberación Dominicana.
Pésele a quien le pese, duélale a quien le duela y caiga quien caiga, el narcotráfico, la corrupción, la impunidad, la falta de transparencia, el despilfarro y el clientelismo han envenenado el cuerpo político de nuestra sociedad.
Minou añade que la defensa de los Derechos Humanos, la lucha contra la pobreza, la justicia, la democracia y la paz” fueron temas abandonados por su partido.
Demasiado peso tienen estas palabras de la renunciante peledeista: “Me voy del PLD pero no me voy de la política. Vengo de un hogar donde adquirí conciencia de la necesidad del compromiso con los demás, donde aprendí la solidaridad sintiéndola primero y para siempre conmigo ante el dolor de la pérdida fruto de la arrogancia, la intolerancia, el despojo y la crueldad”.
La renuncia de Minou nos dice que la tolerancia llegó a su límite. La sociedad civil y los independientes debemos provocar el debate público sobre los temas que le interesan a la población escuchar, porque la sociedad no puede seguir impotente, soportando ver en los puestos públicos cada cuatro años, el relevo de un corrupto por otro.
Con sus desastrosas gestiones los peledeista han envenenado el alma de la sociedad, donde un dominicano tiene mejor valoración de un rico corrupto que de un pobre honesto”.
La nación necesita ser saneada, porque a esta carrera de caballos desbocados hay que ponerle un tente ahí, porque no es verdad que la nación debe seguir dándose el lujo de tener la perversidad como modelo.
Habría que estar en el pellejo de un militar para saber qué se siente al cuidar las espaldas de familias de un funcionario público que es sindicado como corrupto.
Desde la base de la sociedad debemos motivar a los actores políticos para que elaboren programas y propuestas de gobierno a fin de extirpar la corrupción y los males que corroen nuestra nación.
Alguien tiene que ponerle el cascabel al gato, porque el gobierno no debe seguir siendo usado de botín, donde cualquier descerebrado se mete a político para asaltarlo.
Los que militan y los que no, en partidos políticos quieren escuchar a sus representantes hablar de honestidad, de respeto a las leyes y del servicio al país, porque la nación no puede seguir siendo un pedazo de isla rodeado de corruptos por todas partes.
Minou, entre impunidad y corrupción
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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